Bitácora de viaje: día 14

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Número Cinco: Para quien encuentre esto...

Una y otra vez quise ponerme de pie, mis gritos de dolor fueron incrementándose cada vez más, la desesperación se empezó a apoderar de mí.

Me sentía completamente inútil. Con mis frías manos oculte mi rostro y lloré, lloré por mi estado, mi falta de organización. Esto estaba mal, esto estaba muy mal, debo encontrar esa pista que presiento, la determinación se apoderó de mi y poco a poco, entre quejidos y punzadas dolorosas,me puse de pie.

Mi corazón latía como el galopar de un salvaje corcel. Y luego de difícilmente dar 10 pasos, la fuerza me fue abandonando, lógicamente, estos días ingeri menos comida y agua que los anteriores... Debo encontrar algo que me alimente.

No tarde mucho en tropezar con un maldito escombro y cai de rodillas. Mi respiración era cada vez más agitada, y un quejido de dolor salió de mis labios.

Pronto sentí una mano apollada en mi hombro, me sobresalte. Como reflejo tomé esa mano y, quien sabe cómo, rápidamente la doble por la espalda hasta casi arriba. La persona que resultó ser era el mocoso de los trapos, y se quejó de una extraña manera... Cobarde...

Parecia...

... Parecía una niña...


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