Apareciste de nuevo

1 0 0
                                    

Vuelves a aparecer, tan inesperado como siempre, arrasando con todo, haciendo que me olvide hasta de mi nombre. Apareces con ese humor que sabes lo mucho que odio en algunos momentos, siempre cuando necesito salir de mi burbuja, olvidar lo que me está atormentando, por unos momentos, aunque sea.

Siempre lo consigues.

Vuelvo a estar en esa terraza delante de ti, tú tan sonriente y yo tan seria, porque a pesar de que me siento bien contigo, no puedo dejar de pensar en lo que ocurrirá después. "Aparta tus pensamientos y céntrate en mi por un momento" me decías mientras apagaba el cigarro que tenía en mis dedos. No pude hacerlo, me costaba estar tan cerca de ti después de tanto tiempo, no estaba en la misma situación que hace unos meses.

Por eso me daba miedo lo que pudiera pasar allí, me daba miedo porque esta vez, no tenía por qué detenerte. Me daba miedo porque ahora no había porque mantener la distancia contigo. No tenía por qué tener miedo, pero lo tenía, no por ti, por mí.

Te acercas apagando tu cigarro, estaba casi entero, pero te daba igual porque lo único que querías era abrazarme, que me sintiera bien, como siempre me sentía contigo. La verdad, que me estrecharas en tus brazos de nuevo, me hacía sentir demasiado bien, sentía que parte de mi esencia estaba aún en ti.

Me preguntas como estoy, que ha sido de mi estos meses, te cuento lo justo, porque se me hace muy complicado contarte todo lo que me ha pasado, no quiero que pases por lo mismo otra vez, aunque sé que está mal ocultarte las cosas, pero no puedo arriesgarme.

"¿Te ha merecido la pena?" me preguntas mientras te levantas de la silla, no sé describir si estas enfadado, triste o decepcionado. No te respondo porque estoy demasiado bloqueada como para poder hablar. "Si te digo la verdad, siento que no eres la misma" "El dolor ha hecho que te hagas una coraza tan grande" "Ese día estabas destrozada, no eras tú". Era lo que me decías cuando recordábamos las veces que nos habíamos visto, y tenías razón.

"Creo que sola es como mejor estoy, por un tiempo, aunque sea" te decía apoyada en la barandilla, me miraste sonriendo y asentiste triste. "Yo también creo que es lo mejor" respondiste para después besar mi frente y abrazarme de nuevo.

Volviste a lanzarte a mis labios, después de años sin hacerlo. La verdad, se me había olvidado la sensación, me bloquee por un momento, me quede parada y mis manos temblaron, pero luego mi cabeza recordó que no eras alguien que me haría daño.

"Antes me pego a mí mismo que hacerte daño a ti" me recordaste juntando nuestras frentes, ese día lloraste, me rompí al escucharte llorar, al ver como tus ojos brillaban por las lágrimas, como tus puños se cerraban. Nunca me ocultaste esa parte de ti, eso era una de las cosas que me gustaban de ti.

Tu respiración cada vez se aceleraba más, yo cada vez me sentía más nerviosa, mi pecho no dejaba de apretarme, pero lo último que quería era que también te preocupara eso. Llámalo impulso, pero me lancé a ti y volví a besarte, por segunda vez, pero esta fue mucho mejor, me sentía genial y sé que tú también porque tus puños se relajaron y agarraron mi cara con fuerza.

Se que no querías que me fuera, yo tampoco, pero al fin y al cabo era como tenía que ser, porque yo tenía que seguir sanando.

Alma IntoxicadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora