Recuerdo justo el primer día que nuestros ojos conectaron, cruzaste esa puerta junto a dos de mis mejores amigos, ese día te conocí, me atrevo a decir que nunca había conocido a alguien así. Tan fuerte, pero a la vez tan débil. Tan sonriente, pero a la vez tan triste. Tan perfecta, pero a la vez tan imperfecta.
Vi como agarraba tu mano, como la estrechaba con la suya para después besar tu frente, pero sé que tú no sentiste absolutamente nada, no eras feliz con él. Nunca lo fuiste, lo sabía con certeza porque él era mi mejor amigo.
Pero tú eras mi otra mitad.
Recuerdo el día que mi corazón se agito tan fuerte que supe que te quería, sentía ese sentimiento de amor, sentía que contigo se podía, todo era más fácil. Nunca fui una persona sencilla, lo sabias perfectamente y a pesar de ello te dio igual.
Te sentaste en el bordillo de esa piscina, mojaste tus pies mientras me mirabas seria, sabía que estabas buscando que me desahogara, que por lo menos te dijera algo.
No lo hice.
Así que tú comenzaste a hablar sin parar, haciendo que mi cabeza fuera de un lado a otro. Conseguiste que me desahogara, conseguiste hacerme sentirme bien, me hiciste ver todo tan pequeño que me veía más fuerte.
Me sonreíste y ahí te empecé a querer.
Recuerdo esa noche, recuerdo tus lágrimas, tu angustia, tu respiración entrecortada y todas las palabras que soltabas sin cesar. Te encontré fuera, encogida en tus piernas, como si intentaras refugiarte de todo. Recuerdo tus ojos rojos de tanto llorar, recuerdo como temblabas, recuerdo todo, aunque nunca fui capaz de contártelo porque tú a día de hoy a penas recuerdas lo que paso.
Recuerdo las tardes de verano en mi casa, cuando nos las pasábamos tirados en el suelo porque estaba frío, recuerdo tu risa, resonaba por toda la casa. Esa casa que a veces se me hacía tan grande y angustiante, pero cuando tú aparecías se volvía todo más bonito.
Recuerdo las primeras peleas, las primeras veces que desaparecía sin decir nada y luego volvía. Recuerdo la primera vez que me dijiste que no querías verme nunca más, recuerdo cuando me sacaste de tu vida, cuando me eliminaste de todos lados.
Recuerdo el día que me rompí, el día que supe que jamás volvería a ser igual.
Recuerdo nuestro reencuentro, en ese autobús, tu cara era un cuadro, también me acuerdo de nuestro primer beso después de dos años, recuerdo tus manos sobre las mías, sabía que tarde o temprano te arrepentirías.
Me acuerdo de esa noche, estuve días sonriendo como un idiota, pero sé que tú no lo recordabas de la misma forma. Más tarde me lo confirmaste, no me dolió, nada me dolía tanto como volver a dejarte ir.
Se que no te hacía bien, que no te hago bien, sé que nunca lo hice y que nunca lo haré. También sé que llegue a tu vida de una forma pasajera, momentánea, porque no soy de las personas que prometen quedarse para siempre, ni para un rato.
Por eso sé que estas mejor sin mí, sé que para que seas feliz me tengo que alejar, hacer como si nada de todo lo que vivimos ha pasado, no con tanta intensidad.
También sé que te he querido de una manera poco sana, soy consciente, nunca te tuve que poner encima de mí mismo, pero me salía hacerlo así, siempre quise protegerte. Aunque ya me ha quedado claro que has aprendido a hacerlo tu sola.
Estoy seguro de que ha pasado algo estos últimos años, que alguien te volvió a hacer eso que tanto temías y que yo le temía. Se que pasó, lo sé porque no pudiste pararlo, nadie podría, pero a día de hoy te culpas por haberlo permitido otra vez.
Nunca fue tu culpa, ni lo será. Eres fuerte y aunque eso te marca podrás olvidarlo, por lo menos superarlo. Nunca lo olvides porque ya no estaré más para recordártelo. Te quise, te quiero y te querré siempre, aunque no lo hice de la mejor manera. Sé que llegará esa persona, esa que te hará sentir bien y segura, alguien mejor que yo y mejor que todos.
Llegará, por favor nunca dejes de creer en el amor, nunca dejes de sentir de esa manera tan bonita que tienes que me hizo enamorarme tanto de ti y nunca dejes de ser tú, a pesar de todo el daño que te hagan. Nunca dejes de brillar.
De él, para mí.
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Alma Intoxicada
PoesíaUna vez aprendes que todo son etapas, te deja de doler. Dejas esa presión que te consumía y que jamás veías capaz de dejar atrás. Las diferentes etapas de la vida. Personas, lugares, momentos, canciones, sentimientos... Siempre terminas encontrando...