lost

425 85 1
                                    

La caja en sus manos se sentía pesada en ese momento, Renjun era de los que les gustaba celebrar pero también conocía perfectamente a su novio y sabía que cuando Jeno perdía hacía como que nada tenía sentido por al menos dos horas.

Se enojaba, no hablaba y al final lloraba, luego empezaría a jugar videojuegos, comería algo con mucha grasa y por sobre todas las cosas Renjun siempre, pero siempre, debía estar a su lado porque sino nada de lo anterior funcionaba.

Por eso mismo ya estaba listo, esperando al menor fuera del lugar luego de que el juego acabara. Bien sabía que los discursos del entrenador tardaban unos 5 minutos, les decía que no se desanimaran y que la próxima lo harían mejor, algunas palabras que simplemente no tocaban a Jeno.

Era extraño aveces como el menor actuaba, o al menos lo fue al principio, Jeno era el chico más dulce del mundo, muy pegajoso con el, siempre exigiendo atención y sonriendo feliz ante cualquier tonto apodo que le soltara, pero verlo de esa forma cuando terminaba un juego y no ganaba... Jeno simplemente no era un buen perdedor.

Se puso de puntillas cuando vio al menor y sacudió su mano para que lo viera, Jeno lo observó y suspiro acomodando su bolso en su hombro, parecía haberse duchado pero su ceño se mantenía fruncido.

-Hey...-susurró abrazándolo con un brazo, Jeno apenas le devolvió el saludo.

-Hey.

-¿Pastel?-pregunto cuando se alejó, Jeno negó y comenzó a caminar.

El silencio no era incómodo, Renjun estaba acostumbrado a que esto pasara cuando Jeno perdía que aunque fueran pocas las veces sabía cómo manejarlo, así que cuando llegaron al auto puso el pastel en la parte de atrás y subió detrás del volante para conducir a casa del menor, el viaje no fue muy largo así que en unos 8 minutos ya estaban en el lugar. Abrió la puerta de la casa del pelinegro y este paso subiendo las escaleras sin siquiera saludar.

-¿Perdimos?-susurró la señora Lee la cual apenas salía de la cocina aun con su ropa del trabajo. Ella era abogada.

Renjun hizo una mueca antes de asentir.

-Lo hicimos.

-¡Junnie!

Ella resopló antes de hacerle un ademán.

-Ve con el, les ordenaré algo porque debo salir, ¿Esta bien?

-Si, gracias.-susurró antes de correr escaleras arriba a la habitación del menor.-Hey...

Jeno ya estaba cambiando su ropa por algo más cómodo y limpio, algo que no hubiera estado en su casillero por semanas. Renjun se sentó en la cama y al instante el pelinegro se acosto recostando su cabeza en su regazo, Renjun simplemente lo acarició lentamente.

-¿Qué tan enojado estás del uno al diez?-susurró luego de un largo silencio.

-Cien.

Renjun continuó pasando sus dedos por su cabello mientras asentía.

-¿Te sientes enojado contigo?

-No.-se encogió de hombros.-Con el equipo, teníamos técnicas y nadie las siguió.

-Creo que deben hablar de eso.

-Lo haremos, pero el entrenador quería que descansaremos.-soltó un suspiro abrazando la cintura del mayor.

-¿Quieres hacer algo para distraerte?

-Mmm.-negó.-Quiero quedarme así.

-¿Quieres quedarte así?-susurró divertido. Jeno volvió a asentir.-Bueno, nos quedaremos así.

Y así se quedaron, quizás más tarde Jeno se molestara de nuevo al recordar lo que hizo su equipo, tal vez llorara y continuaría siendo el hombre volátil que era cuando perdía o simplemente comiera hasta cansarse pero no había problema con nada de eso, así mismo Renjun lo amaba y nunca lo cambiaría por nada.

Noreninktober [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora