Cuatro.

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—... ¿Qué?

—No te hagas el tonto, Izaki. -lo suelta y se aleja. —Estás enamorado de mí, ya lo sé.

—... ¿Cómo sabes?

—¡Te estoy preguntando algo, maldición! -golpea otro asiento. —Si lo sé o no, ¿Qué mierda importa? Tú mismo lo estás aceptando, pero entonces, dime, ¿Dónde mierda está ese amor por mí?

—... Genji, ¿Tienes una idea de lo que estás diciendo?

—¡Claro que no!

—... Solo vete.

—No quiero.

—Por favor.

Genji no lo está mirando, de hecho le da la espalda. No tiene ahora el coraje suficiente para enfrentar tales sentimientos.

—... No quiero, Izaki.

—¿Por qué? -le pregunta con la voz en un hilo. No sabía que era tan vulnerable. —Solo vete, no hagas esto... Si ya sabes lo que siento... ¿Por qué te quedas? Si solo soy un amigo más... No quiero tu estúpida amabilidad o lástima.

—No es eso. -mete las manos dentro de sus bolsillos, teme estar tan nervioso al punto de temblar frente al otro. —Quiero quedarme contigo, Izaki.

—Estupideces, Genji.

—¡Lo digo en serio! -le afronta. Sigue nervioso, pero tiene que ser sincero. —... Cuando te conocí, odié que me trataras como alguien que ni siquiera valía la pena, quería ganar, quería enfrentarme contra ti y hacer que reconocieras mi fuerza, pero... Terminé por desmayarme. -recuerda con vergüenza. —Para cuando desperté, ya estaba en mis planes intentar luchar contigo de nuevo, pero Makise dijo que fuiste tú quien me llevó de regreso, y que querías enseñarme a lanzar dardos... Yo... No sé hacer amigos, así que acepté tu invitación... Jamás había prendido mi cigarrillo con el de alguien más de esa forma. -admite. Con nervios comienza a mover las manos dentro de sus propios bolsillos. —Es un alfa agradable, eso fue lo que pensé.

Izaki lo miraba atento, pero sin ninguna expresión en su rostro. Genji no podía decir si estaba diciendo lo correcto, si Izaki se molestaría o si tal vez podría encontrar la respuesta a lo que está sintiendo.

—De Serizawa no pienso eso. -le dice. —Y sobre Tokio... Él mismo me explico lo que yo no podía poner en palabras. Pero tengo que ser yo mismo quien lo diga, y no quiero hacerte sentir mal, solo debo decir lo que está en mi cabeza, ¿Cierto? Entonces debería empezar por el principio... ¡Ah, sí! ¡Los cigarros! Sabes, no me gusta prender mis cigarrillos con los de Chuta o Makise, tal vez con Serizawa porque le respeto en secreto, o con Tokio porque fue mi primer amigo, aunque haya dejado de fumar, es solamente un ejemplo... -se tambalea en su lugar, pareciera un niño explicando sus travesuras para hacerlas sonar inocentes. —No sé qué significa eso, pero contigo... Me gusta compartir esas cosas contigo. Hablar sobre fumar quizá no es lo mejor... ¡Ya sé! Lo de hace un rato... -cuando la imagen de Izaki y el chico de primero regresa a su memoria, puede sentir el enojo en él. —Aún no le perdono nada a ese puto omega, y me molesta mucho que le hayas defendido.

—Genji.

—Lo sé, lo sé, no le haré nada. -aclara. —Pero, soy un alfa... Tú también.

Izaki hace una mueca dolorosa, y el pelinegro da unos pasos hacia él.

—¿Es porque me agradas más que los demás que me enoja tanto verte con otro? Sé que no lo he dicho antes y la razón es que no tengo la menor idea de cómo hacerlo... Verte ser tan amistoso con otros alfas también me molesta. -saca las manos de sus bolsillos y con miedo, las mueve tratando de llegar a las de Izaki, quien le permite invadir su espacio. —A ese omega lo detesto.

Juego de alfas - Crows Zero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora