6 🎆 LA CENA FAMILIAR

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                       🍇 La cena familiar 🍇

¿Rojo o verde? Creo que el rojo resalta más mi cabello negro. 

Paso de un vestido a otro cuando escucho que tocan la puerta. 

—¿Ya te decidiste cuál usar?— me pregunta del otro lado.

—No, aún no.

—¿Quieres ayuda? 

—No confío en tí, mejor ve a ayudar a mamá con la cena. 

Solo escuché su risa.

—Como gustes, princesita.

Bufé, me desespera cuando me dice así con ese tono.

Deje de lado ese momento y me concentré de nuevo en los vestidos. Compré varios, pero ahora no puedo decidir entre el rojo que es largo de dos piezas con una abertura grande que empieza desde mi muslo o el verde que es corto y pegado al cuerpo.

—El rojo por favor. 

Me sobresalto al escucharla, está justo recargada en el marco de la puerta. Su cabello rubio está esponjado, imagino que recién salió de bañarse y no lo ha arreglado. 

—¿Cómo abriste sin que te escuchara?

—Estabas tan metida en tus pensamientos que ni prestas atención. Regresando al tema, me encantaría verte con el rojo— dice recorriendo mi cuerpo con la mirada 

Odio que haga eso, me pone nerviosa.

—Entonces me pondré el verde— le digo con una sonrisa cínica. 

Se ríe negando con la cabeza, se asoma por el pasillo para ver si alguien llega a subir y de pronto entra a paso firme dentro del cuarto cerrando la puerta con seguro. 

Mierda.

—Ya hemos hablado de esto— me dice dando un paso hacia mí, mientras yo doy uno hacia atrás. 

—Abre la puerta, Roxana— le ordeno.

—No.

Vuelve a caminar hacia mí y yo choco contra la puerta corrediza del balcón. Está demasiado cerca, tanto que es difícil controlar lo que me provoca. 

—¿Por qué haces esto? Debo terminar de arreglarme, ya casi llegan. 

—¿Por qué te importa tanto? 

—Amo arreglarme, es parte de mí. Ya deberías saberlo. 

Nos miramos fijamente, puedo ver cómo sus ojos cambian de rosa a rojo y es una señal, una que no estoy segura si deba ignorar. Sus ojos me encantan, desde siempre me han encantado. Cuando nos conocimos lo primero que le dije fue que sus ojos parecían un lindo picnic ¿Qué esperaban de una niña de 9 años? Ni yo sé porqué dije eso. Pero podría entenderlo un poco, eran eso porque tenían un lindo tono rosado en el centro que se volvía rojo cuando me miraba, con un tono verde pasto alrededor. 

Tiré el vestido al piso y tomé su rostro, me incliné para rozar nuestros labios. Cedí, caí, por eso no quería que entrara. Me cuesta tenerla cerca y no poder hacer todo lo que quiera. Realmente en quien no confío es en mí. 

Pase mi lengua por su labio superior, provocándola. Ella por instinto cerró los ojos y me abrazó, sé que le encanta cuando hago eso. 

La primera vez que lo hice pude apreciar como temblaba de los nervios. La atracción es tan intensa entre las dos que no sé cómo hemos logrado ocultarlo por casi dos meses. 

—No hagas eso, falta poco para que mamá nos hable.

—Tú entraste, cerraste, sabías a qué venías— le susurré sin despegar mis labios de los suyos.

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