Relatos Lésbicos

7 🎃 TEN UN LINDO HALLOWEEN

              🎃 Ten un lindo Halloween 🎃

Halloween. Día de muertos. Navidad. 

Bueno, en navidad lo que más me gusta es la comida, puedo comer spaghetti hasta por 5 días seguidos y en día de muertos me gusta competir con mi hermana para ver quién pone la mejor ofrenda. Spoiler: casi siempre gana.

Me divierto mucho, pero ninguno se compara a la emoción que siento cuando es Halloween.

Durante todo el año me gusta maquillarme como si fuera Halloween cada semana y cuando por fin llega el 31 de Octubre, se convierte en mi momento de brillar. 

Ya tenía planeado mi disfraz del conejo de Alicia en el país de las maravillas, con orejas gigantes y un vestido hecho por mi con un moño enorme. Logré convencer a mi novia de que se disfrazara en pareja conmigo, ella sería Alicia. Mi fantasía realizada. 

—¿Me vas a maquillar? 

—¿Quieres que yo te maquille?

—Por eso estoy preguntando— me contesta cruzando los brazos y haciendo un tierno puchero.

Me río por lo linda que se ve, está prácticamente lista, con un lindo vestido azul, un mandil blanco y su cabello rubio bien arreglado. Le queda perfecto. 

La tomo de la cintura y me acerco para besarla. Ella sabe lo que va a pasar y cierra los ojos esperando algo que nunca llegó. 

Lentamente abre los ojos y se encuentra con mi mirada vacilando sobre si besarla o no. Veo como rueda los ojos, me sujeta del cuello y me acerca para ser ella quien me bese. Nuevamente no pasa.

Tiro la cabeza hacía atrás para que no me alcance, tengo una buena razón y al parecer ya se dió cuenta. 

Hoy es Halloween. Estoy maquillada. Y no cualquier maquillaje, me tardé 2 horas en uno muy lindo para ser el conejo. 

—¿No me vas a besar? 

—Es un maquillaje difícil, amor— contestó con nerviosismo.

Diana me ve como si me quisiera ahorcar. 

—Bien— dice para soltarme exageradamente. 

Diana y yo hemos sido pareja por casi 6 meses y es consciente de mi obsesión con el maquillaje, pero eso no quiere decir que no se enoje cuando le niego un beso.

—Diana, en serio, solo será un rato. 

—¿Cómo me llamaste? 

Un foquito rojo se enciende dentro de mí. La llamé por su nombre. Cave mi propia tumba el día de hoy. 

—A-amor, lo siento. 

Rápidamente me empuja hacia la cama y yo reboto. No me da tiempo de procesar cuando ya la tengo sentada en mi cadera con sus manos en mi cuello. 

Así es, puede verse demasiado tierna pero eso es completamente lo contrario a su personalidad. Mi novia es intensa, un poco brusca, pero es algo que me gusta de ella.

Yo no era así antes, descubrí ese lado masoquista a su lado.

—Sólo hay una oportunidad de que me llames por mi nombre y eso es cuando te hago gemir— susurra viéndome desde arriba. 

No respondo, no puedo. 

Sus manos aún no hacen realmente presión, sólo me sujeta, pero la forma peligrosa en la que me mira me tiene paralizada. Se incorpora despacio sin soltarme y me da una media sonrisa. La imagen de ella viéndose tierna pero sabiendo lo que posiblemente se está imaginando, me calienta.