La pelea entre Mike y Will no dejó a ninguno de los dos satisfecho, y tal y como era sabido, quién se llevaba siempre la peor parte por ser demasiado sensible fue Byers.
Eddie, quién lo había llevado a su remolque, pudo darse cuenta que algo le ocurría desde el momento que regresaron de la escuela y se la pasaron todo el camino en silencio por más que Munson intentara inútilmente de conversar con él sobre cómo le había ido con su plática con Mike.
Él sólo respondió que resultó "como siempre" .
Dada la hora, Will pensó que Michael probablemente ya se encontraba dormido plácidamente creyendo que sólo había tenido una discusión común con su amigo que quizás se la estaba pasando tan bien con Eddie que ni siquiera le importaba ahora que no los necesitaba. Pero, la verdad era que éste seguía despierto junto a los otros chicos trabajando en su ridícula lista en la pijamada que organizaron entre los tres para discutir todo el asunto que parecía incumbirles demasiado.
No estaban presentes aquí con ellos, pero estaban completamente seguros que debían poner el término de "Preocupación" con una marca afirmativa sabiendo que esa noche Will no regresaría a casa debido a que siempre se preocupaba demasiado por Eddie como para quedarse hasta la madrugada ayudándolo a hacer una tarea que definitivamente no le correspondía y no tenía la obligación de instruir a alguien más grande que él que se supone tendría que saber.
El caso era que Eddie en realidad no tenía ni idea de qué demonios estaba escrito en su cuaderno con su propia letra, y cuando aseguró en voz alta que no tenía planeado utilizar su tarde en hacer todas la tareas atrasadas para aprobar la materia que claramente no entendía, Will se entrometió como sí fuera su propio promedio el que estaba en juego.
Eddie le dijo que no necesitaba que se preocupara ni que se volviera su lacayo haciéndole las tareas aunque naciera de su bondadoso corazón hacerlo con esa excusa de que había hecho más por él. No se sentía correcto y, más bien, Munson lo veía como que se estaba aprovechando de Will sabiendo cuánta admiración le tenía y cuánto haría por él. Los chicos siempre le habían contado que Byers ponía el bienestar de sus amigos por encima del suyo y lo comprobó por su cuenta cuando comenzaron a pasar más tiempo juntos y se volvió recurrente que Will lo ayudará en todas las situaciones que fuese capaz. Una vez cuando no estaba presente, los del Club bromeaban sobre cómo seguramente si Eddie Munson terminaba perdido en el desierto a media noche por alguna razón y sólo pudiera comunicarse con una persona, ese sería Will; quién se pondría los zapatos e iría directamente a rescatarlo sin chistar.
Por decir menos.
Ahora que estaban en casa de Eddie y éste no estaba haciendo nada más que—realmente—prestar atención a lo que Will le estaba explicando, se sentía incómodo. No estaba acostumbrado a ser tan serio al lado de Byers porque la mayoría de veces no había tanta tensión entre ellos cuando sus lecciones eran divertidas con ambos parloteando siempre. Era evidente que después de su discusión con Mike estaba decaído y no tenía ánimos de hacer otra cosa que no fuera lo que había venido a hacer.
Esta ocasión Eddie se esforzó en hacer su maldita tarea como debía. Will era un buen instructor, pero no muy buen mentiroso. Interrumpió sus sesiones en tres ocasiones para preguntarle sí estaba bien cuando lo veía al borde del llanto, y en cada una iba perdiendo la voz tratando de decir que todo estaba correcto. Llegó el momento en que Munson mandó sus deberes al diablo, se echó hacía atrás en la silla y se cruzó de brazos esperando poder hablar con él sin que lo siguiera evitando.
—No estás bien—Dijo mientras Will se rendía de seguir fingiendo y permitía salir un par de lágrimas que no pudo retener más cuando se dio cuenta que era inútil mentirle a él que se daba cuenta de todo.
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