Brighton, Inglaterra.
Tres días después del baile de beneficencia...
Siento mi ritmo cardiaco subiendo a cada paso que doy, la brisa fresca con un toque de sal pega en mi rostro mientras sigo corriendo por el muelle y escucho a las gaviotas merodear arriba mio, sigo con el recuerdo del desconocido de hace tres días en mi mente, me retire sin el ministro Sawyer, avisando que no podía seguir en el lugar por órdenes de mis superiores y él por los niveles de alcohol que influenciaron en sus sistema acepto.
Los escalofríos no dejan de acompañar el recuerdo de esa noche, como si algo pesado se hubiera acentuado sobre mis hombros, por la poca iluminación no pude detallar los ojos o algo que no sea la complexión del tipo que me merodeo en la azotea.
Regreso sin disminuir la velocidad al edificio departamental en el que llevamos viviendo por 7 meses, son seis pisos de unos 45 metros cuadrados cada uno, dos habitaciones, cocina y tres baños.
- Señorita Rita un paquete le ha llegado y un ramo de rosas - avisa el guardia de seguridad que esta en la entrada del edificio.
Mi nombre no es Rita y tampoco tengo cara de Rita, pero es la identidad que me brindaron cuando cambie de país, las personas que me dirigen son de poder y pueden hacer lo que quieran siempre y cuando la población mundial normal no se de cuenta.
- Gracias Oscar - respondo cuando termino de llegar a su mostrador, tomo la caja de cuero rojo tamaño mediano y el ramo de rosas blancas retirándome para subir hasta mi piso.
las puertas del ascensor se abren mostrando el pasillo y camino al departamento con las cosas en las manos, Julieta desparramada sobre el sofá del living es lo primero que noto cuando termino de entrar, la francesa voltea a verme.
- ¿Que me traes ahí? - cuestiona la francesa reincorporándose en su lugar, me acerco a la mesita de centro y dejo el ramo con la caja sobre esta, me dirijo a la cocina para tomar una botella de agua.
- Abrelo - pido a la francesa y ni lenta ni perezosa se apresura a abrir la caja roja dejando ver un collar de diamantes, el que use hace tres días en el baile...
- Siempre tienes el mismo efecto en todos los hombres, da miedo - saca la tarjeta que viene en el ramo y lee - "Mi rosa más hermosa eres tu"... definitivamente es virgen.
- Ya lo creo - respondo sacando las tijeras de una de las gavetas de la cocina con una bolsa plástica y regresar al living para sentarme al lado de Julieta.
- Es bueno que sabe que no puede propasarse con ninguna de nosotras por ordenes superiores - sigue comentando Julie, mientras que agarro un par de rosas y corto los capullos bajo la mirada de mi compañera - ¿Por que siempre haces eso? las rosas no tienen la culpa.
- Me dan asco las rosas y los regalos de personas que les sobra - explico - tambien es bueno que no tenga apetito sexual ¿no crees?
- Tu condición psicológica es algo en lo que sigo trabajando hasta el día de hoy - Julieta se extiende para tomar la tablet y buscar algo en el sistema Codex, sistema hecho para mantener información privada del equipo y buscar información clasificada; a lo primero solo tenemos acceso Hiroshi y yo, el por ser el Hacker y yo por dirigir el escuadrón.
Los demás lo pueden usar con mi supervisión o permiso, el Codex es el sistema más inteligente que tenemos por el momento, es una alternativa que usamos para evitar el uso de internet, no podemos dejar huellas en ningun lado a menos que estas estén cubiertas como nuestro hospedaje que usamos una identidad falsa.
- Tu hiposexualidad me da miedo, hasta Sashenka tiene deseos pero tu no - sigo cortando los capullos mientras escucho lo que habla Julieta, levanto una rosa a la altura de mis ojos para analizar la anomalía que tiene en un pétalo que es rojo pero los demás blancos - ¿Que pasó esa noche que te llevaron al cuarto rojo?
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Con el demonio adecuado.
Action-Eres mía y solo yo puedo tocarte - hace presión en mi nuca, acortando la distancia. - ¿y si no quiero? - siento su aliento sobre mis labios. - Le cortaré las manos a cualquiera que osé a siquiera pensar en ponerte un dedo encima - susurra sobre mi...