Capítulo 6: Devilish.

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Han pasado dos horas aproximadamente desde que inicié a hacer guardia afuera de la habitación del magnate engreído y las que me faltan hasta llegar a las seis de la mañana para poder ir a descansar.

Su personalidad me causa dolor de cabeza y su prepotencia lo triplica, no es la primera vez que trabajo con un tipo que se cree inalcanzable o un mesías, pero este en particular tiene algo que me saca de casillas con solo ver su maldita sonrisa burlona y el hecho que no me baja la mirada, cuando estoy programada para causar una sensación de incomodidad. 

Las puertas de su habitación son iguales de grandes que las del resto de su mansión victoriana, madera negra con decoraciones sobre esta, hago mi guardia caminando por todo el pasillo solitario con un aura lúgubre, tengo entendido que esta planta está ocupada solamente por el magnate porque no le gusta compartir nada con nadie, y cuando vienen sus progenitores o cualquier otra persona a verlo los manda para las plantas de abajo.

Llego al final del pasillo y un espejo con función de decoración me obliga a ver mi reflejo, me acostumbre a no verme por mucho tiempo en los espejos, soy egocéntrica pero no vanidosa.

Soy consciente que no carezco de belleza, observo mis ojos verde y azul, mis labios gruesos con el arco definido y mis pómulos perfectamente marcados, la pequeña nariz y el tono de mi piel blanca, noto la sombra con ojos rojos de estatura alta y la forma de un sombrero sobre su cabeza atrás haciéndome sonreír ante la mujer que tengo enfrente dejando a la vista los colmillos con filo.

Aparto la vista rápidamente del reflejo cuando escucho el sonido de la puerta abrirse al otro lado del pasillo obligándome a caminar hacia ese lugar y observar al magnate salir con una pijama completamente negra de mangas largas y con guantes de cuero.

- Tu deber es estar afuera de mi habitación Melinoe - recuerda lo que ya sé, haciendo que me quede callada - no te vi cumpliendo con tu trabajo.

- Entonces es ciego - se escapa de mi boca sin poder evitar pasar lo  que acabo de decir por el filtro de mi mente con mi lengua, trago grueso al notar la seriedad plasmada en su rostro, mierda.    

- ¿Quien te crees para hablarme así? - el tono serio de su voz manda una corriente de nervios haciéndome sentir como si no pudiera respirar - ¿tu poca capacidad mental no capta que trabajas para mi y gracias a mi estas aca? 

Detesto que me hablen de ese modo, las pocas personas que lo hicieron acabaron con traumas o peor aún, la muerte pero no se trata de cualquier persona, se trata del dueño de más de la mitad del mundo, con el poder suficiente de mandarme al espacio, la víbora que tengo en el interior se quema con su propio veneno que ruega por decirle sus tres cosas a la cara, pero termino mordiéndome el interior de mi cachete, sintiendo el sabor metalizado de mi sangre que me calma.            

- Demuestra que las mujeres de tu posición solo sirven para seguir órdenes - sigue el hijo de puta más grande con el que me he topado, sigo callada pero sin bajarle la mirada en una clara demostración que le quiero arrancar la cabeza y comerme su cerebro como sorbete - escóltame a las plantas superiores.

Inicia el recorrido conmigo a sus espaldas, si pudiera lanzar dagas por los ojos su cuerpo sin vida ya estuviera tirado por los pasillos con brillo que estamos pasando, llegamos a la planta que está abajo del lado sur, hasta llegar a una puerta rojo vino del mismo tamaño que las demas, la unica diferencia aparte del color es la figura de un toro con grandes cuernos tallado sobre la madera.

- Espera hasta que salga de acá, no te muevas si yo no salgo - saca una llave de color negro de sus bolsillos para entrar al cuarto que se ve oscuro cuando lo abre y se mete a el.   

Con el demonio adecuado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora