Capítulo 1

22 2 0
                                    


                                                                                ¡Sorpresa!

Señores pasajeros, abróchense los cinturones, el avión ve empezar la fase del despegue dentro de poco, gracias.

Apoyo la cabeza en el hombro de Lucas, mi prometido, si suena raro a mis 20 años de edad. No va a ser muy largo el viaje, Barcelona está a unos 45 min en avión de Mallorca, la capital de Baleares, pero la más conocida es Ibiza. En eso Lucas habla:

— No te preocupes, creo que te va a agradar el lugar al que vamos-dice impaciente.

Asiento con la cabeza, miro el reloj, son las 5 am. Me gusta cuando Lucas se pone impaciente, parece un niño esperando a que le entreguen esa bolsa de caramelos que tanto lleva esperando. 

No te gusta, solo lo tienes como rutina.                                                                                                                        

No, lo quiero de verdad conciencia deja de afirmar lo contrario. Llevamos desde 2 de la ESO, así que si seguimos es por algo¿a qué sí conciencia?                                                                                                  

Sí, sigue engañándote, que no pierdes nada, solo pierdes diversión y experiencia.                              

Lucas se pone los auriculares para empezar a jugar. En casa normalmente él se pone a jugar, mientras yo entregaba los últimos trabajos y proyectos de mi carera. Él ha heredado la empresa familiar, pero a mí me ha tocado estudiar.

—¿No te estás aburriendo?-cuestiona con los ojos aún en la pantalla— Yo me aburriría, ¿sabes que puedes jugar conmigo?

 —Si lo sé, Lucas, porque me has pedido no traer dinero conmigo?-pregunto con curiosidad.

—Quería asegurarme de que no te ofrecieras a pagar nada, porque esto-señalaba nuestro alrededor indicando que está hablando del viaje— es mi sorpresa para ti. 

—Muy bello de tu parte, honey.

Sonríe y se vuelve a colocar los auriculares. 

—I love you— observándolo como si fuera la mejor joya del mundo. Se quitó uno de los auriculares para decir:

—¿Qué?

—Nada.

—Vale.

No sé por qué no se lo digo si estamos a pocas semanas de nuestra boda. Yo soy una overthinker   así que ya tengo preparado todo hasta cuantos aperitivos habrá en cada plato. Vuelvo a apoyar mi cabeza en su hombro.

Disfruta cariño, que por algo habrá reservado el viaje, piensas demasiado.

Vale, pero solo son dos o tres días.        

*** 

—Coge esa maleta que es mía Rabe— dice Lucas.

— Vale, pero rápido que me estoy muriendo de hambre— comenté arrastrando su pequeña maleta de cabina. Es raro porque yo solo traje mi mochila y él trajo todo su armario. Debería ser al revés.

Pero tampoco os parecéis, tú vas más como una emo y él va como si fuera un empresario.

Ya lo sé, pero si yo hubiera querido habría venido más femenina, no habría sido lo más cómodo para un viaje.

Algún día tendréis que cumplir mi fantasía, de que él vaya con sudadera y jogger, y tú con una camisa abotonada y pantalones de tela.

—Si no me equivoco, a unos 15 minutos está nuestro hotel—dice con su atención en el móvil.

Empezamos a caminar, no es la primera vez que vengo a Barcelona, vine muchas veces con mi familia. Me acuerdo de la fuente y el centro comercial donde vine de compras con la prima de mi madre. O la Rambla, que es como una acera en medio de la carretera, o más bien un ferrocarril. Oh, cuantas veces paseé por aquí.

—¿Hay algo que no me quieras decir? Estás muy absorta en tus pensamientos.

— Tengo un mal presentimiento. No lo sé, pero algo en mí me dice que vaya con cuidado.— Por un segundo vi miedo en sus ojos, pero solo uno, como si todo estuviera planeado.

— No te preocupes Rebeca, anímate que lo vamos a pasar bomba, ya verás— me pone su mano en mis hombros y me acerca, esto es obra de los 1,61 m de mi estatura.

—Sabes que confió en ti verdad.

— Sí.

Caminamos hasta el McDonal's más cercano para zamparnos unas sabrosas hamburguesas.

— Ya llegamos¿no?

— Sí

Pedimos las hamburguesas, nos sentamos en una mesa junto a la venta, uno enfrente de otro. Nunca hablamos mientras comemos, él dice que está mal porque nos podemos atragantar o porque normalmente nunca comemos juntos. En absoluto, me había importado el hecho de hablar o no mientras comemos, pero cerca había un grupo de chicos que no paraban de reírse. 

Tú nunca viviste esa etapa de salir con tus amigas porque el señorito que está sentado frente tuya, nunca te lo permitió.

No, no es verdad.

^^^

Nota de autora:

Más adentro en la historia saldrán personajes inventados, así que bueno, ya he avisado.






Ya no másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora