Nunca te olvidé

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—Tomioka-senpai, me gustas.

Un fuerte sonido fue emitido por la guitarra eléctrica que Giyuu tenía entre sus manos, luego de detener el sonido que los dejaba sordos, el de ojos cerúleos miró hacia la ex-kouhai de preparatoria que tenía delante.

—¿Qué?

—Me has gustado desde que estábamos en preparatoria.

La cara inexpresiva de Giyuu sufrió un pequeño tic nervioso, luego desvió su mirada, dejándola sobre la hoja con partituras que tenía frente a él.

—Evita las bromas.

Ella sonrió, alzó su mentón y acomodó el violín en su hombro.

—No es broma... —susurró.

Con el paso del tiempo la olvidó.

[ · · · ]

—Ha...

Shinobu exhala con fuerza sobre sus manos, intentando abrigarlas un poco.

Eran las tres de la mañana, y al no ser capaz de dormir, decidió que saldría a caminar un rato.

Era invierno, aunque ese año no había sido tan frío como el anterior, seguía haciendo una considerable cantidad de frío.

Es bastante molesto.

Tras haber sufrido una recaída sentimental en plena madrugada, ella quería oxigenar su cerebro y tener un cambio de pensamientos.

Me hubiese puesto la otra bufanda.

Empezó a patear una pequeña piedra que había en la mitad de la carretera, mientras intentaba despejar sus pensamientos.

· · ·

Ese día Giyuu tuvo que quedarse hasta tarde para poder entregar el cierre de cuentas de la empresa.

Era dueño y co-fundador de una academia de música, además de ejercer como profesor de vez en cuando.

Pero todos los diciembres era lo mismo. El único trabajo que no podía endilgar era el que el dueño debía hacer: las cuentas finales.

Si bien tenía muchos trabajadores, no sentía la suficiente seguridad en ninguno de ellos como para dejarle las cuentas.

Gh...

Gruñó cuando empezó la recta final del informe que debía presentar al gobierno.

Apretó las nalgas y aceleró el ritmo con el que redactaba.

Eran las cuatro de la mañana y era el último día de trabajo del año.

Luego de terminar sus obligaciones, guardó el portátil en su funda, junto con el cargador y el mouse inalámbrico.

Cuando abrió la puerta que daba con la calle, recordó que no había traído su auto.

—Mierda.

No evitó no decirlo. Estaba realmente cansado y no quería caminar.

Pero a esa hora nadie estaría por ahí.

Ajustó su bufanda negra y cerró con la llave, para luego andar en dirección a su casa.

Tendré que comprar una sombrilla...

El pronóstico anunciaba un 90% de probabilidades de llover.

Guardó el celular y caminó en dirección a la tienda de conveniencias que queda más cerca, y que era 24h.

· · ·

Luego de deambular con el frío apabullando su capacidad de resistirlo, decide que debe volver.

No había traído su teléfono, por lo que no sabía ni qué hora era; no obstante, creía que podrían ser cerca de las 4 de la mañana, había estado caminado durante bastante tiempo.

Tan de madrugada no pasaba ni un solo carro y sumado que era diciembre; la calle estaba vacía.

Vio el semáforo de peatones en rojo, pero decidió seguir derecho.

Al otro lado del andén había una tienda a la que habría entrado si tuviese dinero, pero al no tener, pasó de largo... o lo habría hecho si no viese una larga cabellera negra en el mostrador.

Sus pasos se detuvieron en seco y sus recién calmados pensamientos vuelven a alborotarse.

Por un segundo su corazón se detuvo, solo para empezar a latir muy fuertemente.

Se contuvo con todas sus fuerzas de salir corriendo hacia él, pero se detuvo frente a la puerta, intentado pensar qué decir.

El hombre de abrigo acolchado negro abrió la puerta de vidrio, dándole la cara a Shinobu.

Sin duda conocía esos ojos azulados.

Abrió su boca para saludar, pero el hombre que veía hacia la sombrilla que había comprado la ignora.

Quedó congelada.

Lo escucha sacudir la sombrilla.

Lentamente se devolvió a verlo.

—Esta porquería está dañada... —susurró para sí mismo.

Y la sombrilla abrió.

—O no.

Empezó a llover.

Ella solo se quedó viéndolo.

Él se puso bajo la sombrilla y empezó a caminar.

Dio un par de pasos, se detuvo.

Alzó su mano y abrió su boca, dispuesta a llamarlo... pero no pudo.

Apretó su puño.

Las gotas frías de lluvia empezaron a caer sobre ella, quien terminó por agachar su mirada.

Pero él se detuvo.

Escuchó sus pasos acercarse y su corazón se aceleró aún más.

Una sombrilla cubrió las gotas que caían sobre ella.

—Va a resfriarse.

—No me importa.

Shinobu alzó tímidamente su mirada, para toparse unos ojos cansados.

Compartieron miradas un par de segundos, antes de que él hiciera una cara rara y parpadeara.

—¿La conozco?

Shinobu tuvo que darle una mirada muy, muy mala como para que él se apresurara a corregirse.

—A-, Ah. T-, Tiempo sin verla.

Una gran carcajada escapó de ella. Era como si el frío que había sentido toda la madrugada simplemente no existiera. Como si las noches que pasó en vela pensando en qué pudo haber hecho para no perder contacto con él, fueran mentira.

No tuvo la culpa, pero ella lo recordaba tan vívidamente como cuando desapareció del mapa hace 8 años.

Un cúmulo de emociones se arremolinó en su corazón, el cual no pudo contener; ella lloró.

[ F I N ]

Nunca te olvidé - Shinobu x Giyuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora