Extra

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Se encontraban en casa de Shinobu, sentados en la mesa del comedor y con tazas con café frente a cada uno.

Lo único que se oía era el suave tintineo que la cuchara en mano de Shinobu provocaba al golpear cuidadosamente contra la taza, donde un café caliente dejaba escapar su vapor al ambiente.

Y solo eso se oía porque la pareja en reencuentro se mantenía en un mortal silencio.

—... veo que ya no le echas leche a tu café, Tomioka...¿san? ¿Senpai? —habló Shinobu con final duda, sin saber cómo referirse a su mayor y sin atreverse además a mirarlo.

—Ya no soy su senpai. Y hace tiempo me acostumbré a tomarlo sin azúcar también —respondió él, mirando fijamente la taza de su contraparte.

—Ugh —expresó ella con disgusto—. Te has vuelto un adulto muy macabro.

—Es por trabajo.

La joven adulta soltó una risita y levantó su taza con gracia, tomó de ella sin dejar de sonreír y al volver a dejarla en la mesa, le brindó una bonita sonrisa al hombre delante de ella.

—Cambiaste —dijo y se quedó mirándolo.

Giyuu se movió un poco incómodo en su lugar al oirla, luego sonrió con algo de cansancio.

—¿Es bueno o malo?

Shinobu movió sus pies debajo de la mesa y tocó los de Giyuu, luego del toque los retiró de inmediato.

—No lo sé. Hasta hoy nos volvimos a encontrar ¿sabes? Solo decía que has cambiado.

—Pero si notó algo pudo haber sido bueno o malo.

Ella miró su taza y apagó su sonrisa.

—Realmente he querido volver a encontrame contigo desde hace tiempo —sincerándose, habló—. Muchas veces me pregunté qué habrá sido de tu vida, en cómo te habría ido con tus aspiraciones... cosas así. Hoy noto que... no siguiste con la música... ¿fue difícil?

—¿Qué?

—Desde preparatoria y en lo que estudiamos de universidad parecías muy pegado a tus deseos de músico...

Giyuu negó con su cabeza al tiempo que la miraba extrañado.

—No dejé mi sueño de ser músico. De hecho, soy dueño de una academia musical.

Shinobu se sorprendió al oirlo y frunció el ceño.

—¿Qué dueño se queda un 29 de diciembre hasta las 4 de la mañana trabajando?

—Yo.

Ella lo miró especialmente mal.

Luego de aclarar su garganta, Giyuu expandió su respuesta:

—Tengo un reporte administrativo que enviar por cierre de cuentas, así que lo estaba terminando.

Mientras asentía, Shinobu dijo: —Ah, el de fin de año.

Ambos habían estudiado administración de empresas. Shinobu terminó y se graduó, pero Giyuu dejó la carrera en quinto semestre para irse a algún lado, según conclusiones de ella, a estudiar música.

Finalizado el tema, volvieron al silencio incómodo.

Y volvemos al silencio —pensó la fémina—. Siempre fue así ¿no? Si no hablaba, él no diría nada. Supongo que al final no hemos cambiado.

Levantó su taza para tomar un poco más del café con leche que bebía.

—¿Y qué fue de su carrera? ¿Se graduó?

Shinobu suspendió su mano en el aire y la taza con la bebida junto a ella.

Le echó una mirada al hombre sentado al otro lado de la mesa, quien tenía sus ojos cerúleos puestos en ella.

—Sí, me gradué. Aunque no con honores. —Soltó una risa casi que de autoburla y luego de beber un poco de café, continuó—: Conseguí trabajo en una empresa pequeña, pero me despidieron cuando esta pasó por un momento dificil hace dos meses. Ahorita estoy cuidado de unos niños en la mañana y atendiendo en una tienda de conveniencias a medio tiempo por la tarde.

Al terminar, volvió a beber un poco de su café con leche.

Giyuu la observó un segundo.

—¿Quiere que la contrate?

—¿Ah?

—La verdad me quedé hasta tarde por hacer ese documento, si hubiera tenido a alguien que lo hiciera por mí, no habría estado hasta tan de madrugada.

Shinobu lo miró con sorpresa, luego se cruzó de piernas.

—¿Nadie quiso hacerlo porque era muy complicado o qué? —dijo con cierta gracia.

—No le tengo esa confianza a nadie.

Sus palabras la callaron.

«No se lo confío a nadie que conozco, pero a ti sí te lo confiaría» ¿no? —pensó con su corazón latiendo rápidamente y la maldita sensación de mariposas en su estómago.

Tomó un sorbo más, finalizando así su café con leche y al dejar la taza en la mesa, suspiró.

—Te extrañé mucho, Tomioka-san.

La mano de Tomioka, que había tomado la taza luego de hablar para también finalizar su bebida, se sacudió violentamente cuando la oyó, casi que regando parte de su contenido.

—¿Tú, bueno, de casualidad... me llegaste olvidaste?

Su boca se sintió seca por la ansiedad que me generaba la pregunta, sobre todo de oír su respuesta.

—Sí... —respondió él.

Shinobu agachó su cabeza y se recostó contra el espaldar de su silla, apretando su sonrisa para evitar exponer el dolor que le causaba su respuesta.

Luego de unos segundos de silencio, se puso de pie.

—Voy al baño un momento —anunció, buscando cómo escapar del lugar.

Le dio la espalda y caminó a paso rápido. Sin embargo, cuando estuvo a nada de ser ocultada por la pared divisoria entre su comedor y el pasillo que daba con su habitación y la cocina, Giyuu siguió hablando.

—... o eso quise. Al menos —habló, mas su voz fue débil.

Ella se detuvo de inmediato.

—¿Querías olvidarme?

—Sí.

—¿Por qué?

No respondió.

Al no hacerlo, una Shinobu muy, muy molesta se acercó a él.

—¿Sabes lo duro que fue para el que te fueras sin decir nada? ¿Lo complicado que fue para seguir en la universidad? Y , tal cual ¿querías olvidarme? ¡Ojalá lo hubiera hecho yo contigo! ¡Te hubiera olvidado en un maldito año y habría sido feliz otros siete hasta volver a verte! —dijo rápido y alzando su voz, pero sin gritar.

Él solo agachó su cabeza y no rechistó nada, cosa que calmó a Shinobu.

Tomó aire y suspiró.

—¿Y lo hiciste? ¿Te acuerdas de mi nombre?

Giyuu la miró con cierta molestia en su mirada.

—No, al final volvía a pensar en qué estaría haciendo esa molesta kouhai que tuve en preparatoria.

—Oh, claro. Esa molesta kouhai.

Aunque seguía con el mismo tono rápido y molesto, su corazón se sentía tranquilo y su estómago caliente.

—¿Y cómo me llamo?

—No sé.

*Sonidos de un Giyuu sufriente*

[ Extra I: FIN ]

Nunca te olvidé - Shinobu x Giyuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora