Capítulo 2 - parte 1

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- Ah, hup, ¡Ahhhh ngh!

Apenas se las arregló para dejar de gritar. El objeto de color púrpura rojizo era algo blando y húmedo, como una gelatina entre un líquido o un sólido, lo cual era demasiado desagradable para describirlo como una gelatina.

La masa era del tamaño del antebrazo de un bebé, se movía grotescamente entre las piernas de Anaís. La sensación de presión en su estómago de repente pasó por su nuca, fue solo entonces que Anaís pudo reconocer que ese desagradable bulto estaba detrás de él.

-No quiero.....

Un fuerte sonido de sorber atravesó en el momento justo con el sonido de su respiración agitada. Cuando se dio cuenta de que era el ronquido de un compañero de trabajo que estaba sentado a su lado, no pudo moverse imprudentemente.

En el lugar donde dormía, vivían con él unas 20 personas. Si alguno de ellos despertase, lo habrían encontrado con un bulto sospechoso en su agujero.

-¡Ugh.... Grande.....!

Mordiéndose los labios y tapándose la boca con la mano, Anaís se levantó con cuidado. En ese momento sintió un movimiento, la masa se clavó en él con fuerza. Anaís que estaba a punto de gritar, giró su cabeza hacia atrás y abrió los ojos. Las lágrimas llenaron sus ojos verdes oscuro.

La masa se comportaba como si tuviera vida propia. Cuando la pared interna de Anaís se tensó, al bulto no le gustó, por lo que aumentó su volumen y cuando Anaís trató de evitarlo tirando de su cintura hacia atrás, el bulto se metió más adentro.

Fue más terrible aún. Anaís se sintió obligado a ser penetrado por un ser vivo. Las lágrimas brotaron por distintas razones fisiológicas.

-Duele.... ¡ngh.....!

Tenía dolor en el estómago. Le dolían las piernas, los muslos y su columna vertebral, todo estaba adolorido.

Anaís que contenía sus lágrimas sin saber qué hacer, de repente pensó que el bulto estaba más grueso que antes.

Cabía la posibilidad de que Anaís se acostumbrara a la intromisión, pero al sentir que la parte abierta le dolía constantemente, él suponía que no era una ilusión suya de que el bulto aumentara de volumen.

Anaís dudaba de ello, sin embargo extendió la mano y agarró el bulto. Estaba húmedo y resbaladizo. La sensación de sostenerlo en la palma de su mano fue aterradora. Odiaba la terrible sensación fría y resbaladiza en su piel. Aun así, intentó sacar el bulto con un poco más de fuerza.

-¡.....!

Desafortunadamente o afortunadamente, en lugar de gritar, un gemido ahogado brotó de su boca abierta de par en par.

Como si fuera un pez luchando por escaparse de las redes, el bulto se descontroló y se volvió loco. Por supuesto, la mitad del bulto estaba dentro del cuerpo de Anaís, por lo que el movimiento le emitió una descarga.

-¡Oh, ngh!

El bulto se hinchó como un pez globo enojado. Era similar a un globo lleno de agua. Por supuesto, Anaís no estaba lo suficientemente relajado como para analizarlo con calma. Anaís sentía como si su estómago fuera a estallar. Anaís abrió mucho los ojos con una expresión de asombro y derramó sus lágrimas que corrieron por su rostro.

*Swoosh, swoosh*

El bulto que se hizo más grande, se movía de un lado a otro dentro de Anaís a gran velocidad y sin detenerse. El movimiento era doloroso, aun así Anaís no se acostumbraba a la sensación del bulto, su textura le producía náuseas.

Cenicienta GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora