casada a la fuerza ━━━━━━━━Henry Hart.

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omnisciente:

Betsabé se desconectó del mundo como solía hacer cuando era una niña, nadie se preocupaba por eso, sus padres decían que era solo una fase, sin embargo cuando Henry lo vió con sus propios ojos sintió preocupación por ella, los ojos azules de ella miraban la ventana casi sin parpadear, parecía consumida por sus pensamientos  

—Llegamos —la voz de Henry la sacó de sus pensamientos abruptamente, parpadeó confundida y miró a los lados para cerciorarse de que no estaba en su mente.

Bajó del auto siendo ayudada  por Henry y sin decir nada sonrió mientras sentía que el rubio la abrazaba por la cintura, en la puerta la esperaba una señora de no mas de cuarenta y tantos años rubia con una gran sonrisa, Betsabé no sabia quien era pero no dijo nada.

La mujer lo abrazó sumamente feliz, Betsabé seguía a lado de Henry cuando la mujer la notó y separó de él para verla mejor, se sintió nerviosa pero aún mantenía su sonrisa.

   —¿Y esta bella señorita? —Henry se puso nervioso y carraspeó antes de contestar.

—Oh, ella es mi prometida, Betsabé —

—Mucho gusto, señora —

 —Dime Siren, tesoro, soy la madre de Henry. Pasen, pasen, adelante —Betsabé estaba equivocada, pues al contrario de encontrar a hombres de negocios solo encontró a familiares.

—Ella es mi hermana, Piper —señaló a una rubia quien solo alzo la mano y volvió a mirar su teléfono —y mi padre, Jake Hart —

—Un gusto a todos —murmuró nerviosa y jugando con sus manos.

—Ella es Betsabé, mi prometida —

—¿Al fin encontraste a alguien que te soporte? —preguntó Piper burlona causando la risa de Betsabé.

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Betsabé realmente se divertía oyendo las anécdotas del jefe de Henry y de la familia, era un momento realmente divertido, el pobre rubio estaba totalmente avergonzado mientras Siren le enseñaba fotos de él pequeño.

Piper entonces comentó lo que recordaba y le enseño una foto que había tomado hace poco,del chico con una pijama rosa de conejo,todos rieron a carcajadas por eso.

Betsabé recibió una llamada y disculpándose salió al jardín, Henry la observaba desde adentro, al principio se veía tranquila pero pronto su rostro se transformó en una mueca, parecía desesperada y Henry no entendió porque.

Volvió adentro, agarró su bolso y se despidió, iba  a salir cuando Henry la detuvo tomándola por el brazo preocupado por su aspecto, sus ojos azules estaban cristalizados y parecía estar al borde de un colapso nervioso.

—¿A donde vas? —le pregunto soltándola poco a poco mostrando su preocupación.

—Debo irme es urgente —ella se soltó de su agarre y corrió a tomar un taxi.   

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La rubia llegó  jadeante al hospital, había corrido hasta la habitación del pequeño Ben, quien se encontraba recostado sobre su cama con la mirada perdida, a la chica se le rompió el corazón pero aun así sonrió por el pequeño, por su pequeño favorito.

Se sentó a su lado evitando llorar, al pequeño solo le quedaban unos meses de vida.

Ben la miró y sonrió un poco  con tristeza, dolía ver a un niño tan pequeño así, cuando lo conoció no pasaba de los dos años y había pasado años. 

—holi, Beth —saludó el niño con una sonrisa débil pero ahí seguía resplandeciente.

—hola, pequeño ángel —el niño la abrazó fuerte, un poco, pues no tenia fuerzas —recuéstate conmigo, Beth, tengo sueño —pidió y el corazón de la rubia se rompió de a poco partiéndose a dos, limpio sus lágrimas y sorbió su nariz para abrazarlo fuerte.

Así se quedo hasta que Ben se durmió, acarició su cabello, al niño no le hacia estar bien estar encerrado todo el día, su teléfono vibró y al ver el contacto se le formó una mueca y simplemente lo ignoró, no quería atender llamados en este momento, en especial de Henry y menos necesitaba escuchar reclamos.

Simplemente se quedó ahí abrazada a su pequeño, con lágrimas secas y perdida en sus pensamientos, no podía soportar la idea de tener que dejar ir a su pequeño.