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CAPITULO 26

«El juego de la verdad»

ALAI

—Odio ser la violinista aquí —se quejó Chris.

Se refería a ser la única sin pareja en el día. Pues Rafael había organizado una salida de «amigos» en la feria del día de la primavera en la playa y todos teníamos con quien estar de las manos: él con Lina, Ander con Nat, y yo con Alek. Por supuesto que jamás dejé de lado a Chris, la integraba al grupo e incluso me pasaba más tiempo con ella que con Alek, sin embargo, para ella no era lo mismo, más aún cuando veía a la chica que le gustaba en los brazos de una persona que le caía bastante mal.

Yo también estaba un poco igual que mi amiga, pues no era fácil ver al chico que me gustaba a los besos con una chica que me consideraba su amiga. Me hubiese gustado nombrarla de la misma manera, pero las cosas que hice a su espalda era más de una enemiga. La mejor opción que tuve fue alejarme de esa feliz pareja y enfocarme en mi comienzo de relación con Aleksander y en sacarle una pequeña sonrisa a Christina, pero por más que intentaba todo por no pensar en aquellos ojos oscuros, no lo lograba.

Mi psicóloga estaba ayudándome a superar muchas cosas de mi vida, entre ellas se hallaba Ander, y aunque todavía era muy pronto, necesitaba borrarlo a toda costa de mi vida sin tener que alejarme de él. Pedía demasiado, lo sabía perfectamente, pero no quería perderlo del todo, al menos quería conservar su amistad.

El beso que Alek me dejó en la frente me despertó y explotó aquella nube de pensamientos dolorosos, su sonrisa me llenó de calma y de paz.

—Ya regreso —avisó, observando mi lata vacía de soda de naranja para luego arrojarla al bote de basura—. Iré por otras sodas. ¿Quieres algo de comer? —Negué con la cabeza en respuesta. Antes de marcharse, me dejó un beso corto en mis labios.

Estuve a punto de ir a buscar a Lina y a Chris para tener al menos un momento de amigas sin que las parejas estuvieran en el medio, pero al primer paso que di apareció Ander. Tragué mucho aire cuando lo tenía a pocos centímetros de mí, no era buena idea estar juntos con Nat y Alek cerca ni mucho menos para mí cuando ya estaba trabajando con mi perturbada mente y corazón para eliminar cualquier rastro de sentimientos por él. Bajé la cabeza y me abracé a mí misma como si estuviera buscando algún tipo de protección, quizás así era.

—Te ves feliz con Aleksander —murmuró. Fueron sus primeras palabras dirigidas para mí en lo que llevábamos del día. Ni siquiera me había saludado cuando nos encontramos en el festival con los demás.

—Así es —le contesté a secas.

Sé fuerte, Alai.

—¿Ya formalizaron? —preguntó.

—Estamos a nada, de hecho.

Una sonrisa falsa nació en mi rostro cuando lo vi. No tenía que demostrarle debilidad, pero como así de fácil apareció, así de rápido se borró cuando escuché salir de su boca:

—Yo... Yo estoy queriendo terminar con Nat por el bien de todos.

—¿Y qué sucederá con el casamiento?

—Se cancelará —respondió sin tantas vueltas. Directo—. Estuve averiguando y el dinero que dimos a la empresa para que organice la boda se nos devolverá casi por completo. Una parte se la quedarán ellos por la cancelación a nada del gran evento.

¿Acaso estaba dentro de un sueño o esto era otro delirio? ¿Ander poniéndose los pantalones finalmente? De todos modos, no me gustaba cómo iba a terminar todo. Presentía que se asomaba un gran huracán.

Mi última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora