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Durante esa semana Taehyung estuvo mensajeándose con Jungkook todos los días, lamentablemente los dos estuvieron ocupados para juntarse en privado.

Hoseok comenzó una relación seria con la chica que le gustaba, por lo tanto ya no se veía en otros términos con Tae.

Como se sabe, a Taehyung le gusta mucho el sexo, por lo tanto había estado frustrado en ese ámbito. Pero estaba contento de que vería por fin a Jeon Jungkook, el dueño de sus sueños húmedos. De verdad que era algo inexplicable para Kim poder describir las cosas que sentía con solo una mirada o un beso de su kinesiólogo. Le aumentaba la temperatura corporal, se le erizaban los vellos de su cuerpo y su corazón latía desenfrenadamente. A Taehyung le encantaba lo varonil que era Jeon, derrochaba testosterona a montones y eso lo hacía querer arrodillarse sin objeciones.

La verdad es que Kim Taehyung se consideraba alguien muy dominante en el sexo, pues le gustaba mandar. Pero cuando estaba cerca de Jungkook se volvía la persona más sumisa del mundo, sus piernas flaqueaban con solo escuchar la voz del otro, y su cabeza le ordenaba a obedecer y complacer al sexy kinesiólogo.

Sentía su entrepierna latir con solo verlo con ese uniforme... si fuera por él follaría como bestia con Jungkook en la misma sala donde se ejercitaban, sin importarle los demás profesionales o pacientes.

Ya iba llegando a la última sesión de terapia y sentía su cuerpo temblar por la emoción de ver de nuevo a Jungkook.

Saludó a la secretaria y se sentó a esperar su turno en la recepción. Hasta que pasado unos minutos una puerta se abrió y escuchó esa sensual voz decir su nombre.

Taehyung se levantó de su asiento de un salto y caminó deprisa, entrando al mismo box de la primera atención.

—Hola Taehyung—Jungkook estaba serio por fuera, pues debía ser profesional, pero por dentro se sentía morir por querer comerle la boca a su paciente.

—Hola Jungkook— dijo Tae con una sonrisa.

—¿Cómo has estado de tu cadera?— al notar la seriedad del otro, decidió ponerse un poco coqueto para sacarle una sonrisa al otro.

Tae cerró la puerta del box y se sentó en la mesa del escritorio cruzando sus piernas medias desnudas, ya que usaba un short deportivo que le quedaba ajustado en la zona trasera. Jungkook lo miró a los ojos denotando ninguna expresión pero mordiendo suavemente su labio inferior.

—Hmmm no lo sé, ¿quisieras probarlas?— Tae batía sus pestañas y pasaba sus manos por sus piernas como caricia.

—Taehyung... estoy en mi trabajo.

El menor hizo un puchero y se bajó de la mesa para sentarse en la silla frente a Jeon.

—Lo siento... ¿quizás podamos ir a tomar algo después de que termine mi horario?

Tae seguía con un puchero en su rostro.

—O podemos ir a mi casa... como tú prefieras.

—Me gusta esa idea— dijo con una sonrisa pícara.

—Ok, pero ahora vamos a revisarte, por favor súbete a la camilla.

Kim se levantó y caminó hacia la camilla contorneando sus caderas a propósito y mirando de reojo al mayor, quien estaba hipnotizado con esos movimientos, haciendo sonreír a Tae.

—Okey necesito que te recuestes—el contrario hizo caso— bien, ahora necesito que me digas si te duele al hacer estos movimientos.

Jungkook tomó las piernas de Taehyung delicadamente pero aún así con firmeza y las movía hacia arriba, abajo y hacia los lados, intentando no mirar el trasero de Kim, pero fallando en cada intento.

—¿Te duele?

—No

—Mierda— susurró para sus adentros Jeon, pero Taehyung lo alcanzó a escuchar.

—¿Q-qué pasa?— conectaron miradas, Jeon con su cadera cerca de su trasero, ante lo cual no pudo evitar notar la creciente y enorme erección que tenía su kinesiólogo—Oh, yo puedo ayudarte con ese dolor.

Tae se zafó del agarre en sus piernas y se bajó de la camilla, caminando hasta Jungkook quien no reaccionaba y llevó sus manos hacia su nuca acercando sus labios lentamente mientras que con sus miradas saltaban chispas ardientes de deseo. Jungkook no se resistió a la cercanía y sujetó con fuerza la cintura del menor y acariciaron sus labios intensamente.

Se escuchaban los chasquidos por toda la habitación, mientras sus labios se devoraban con hambre, Jungkook mordía el labio inferior del otro de vez en cuando, sacándole gemidos al más pequeño.

Después de unos minutos besándose, Tae comenzó a bajar sus labios por el cuello del mayor, mientras este sujetaba su cintura y su trasero con firmeza. Kim sobaba la entrepierna del otro por sobre el pantalón, sacándole unos suspiros al uniformado. Poco a poco el menor se arrodilló y con agilidad le bajó sus pantalones, para posteriormente bajarle la ropa interior, dejando a la vista la gran erección rojiza de Jeon, casi asustándose por el tamaño de esta y poniéndose nervioso, como si fuera su primera vez chupando un pene.

—E-es m-muy grande, Jungkook... no creo poder.

—Shhh, tú puedes Tae— el mayor agarró con su mano su miembro y puso la punta en los labios de Kim, este abriendo su boca poco a poco, haciendo gemir al otro por la húmeda y exquisita sensación.

Con los sonidos de satisfacción del otro fue suficiente para que retomara la confianza y sacara a relucir su experiencia.

Delineó con su lengua el hinchado y sensible glande para luego recorrer las marcadas y latentes venas del falo. Pasando también por los testículos y terminando por meter todo en su interior, haciendo lagrimear sus propios ojos. Jeon se sujetó de su cabello con fuerza pero sin lastirmarlo. Mientras Taehyung seguía en su tarea, subiendo y bajando, al mismo tocaba con sus manos el pubis y los genitales, llevando a Jungkook al paraíso con su exquisita boca.

Aumentó su velocidad, haciendo que Jeon apenas pudiera hablar de la excitación.

—T-tae- sal, v-voy a acabar...

Taehyung no hizo caso y siguió chupando y succionando velozmente hasta que el contrario derramó su contenido en su boca y partes de su rostro, sacando un suspiro de satisfacción a Jungkook quien lo miraba desde arriba con una sonrisa.

—Buscaré algo para limpiarte, espérame— Jungkook se puso la ropa interior y se subió los pantalones mientras Tae se tragaba todo y lamía los restos que quedaron fuera, dejando a Jeon sorprendido, ni siquiera alcanzó a buscar unos pañuelos.

—Diablos, Tae.

El nombrado soltó una risita y se paró.

—Sabes muy rico, nos vemos luego— le dio un beso en la mejilla.

Jungkook se sonrojó y ni siquiera alcanzó a reaccionar cuando Taehyung ya se había ido.

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