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— Perú — saludó México al acercarse — Rusia y yo vamos por algo de comer ¿quieres acompañarnos? — sonrió tomando la mano de su pareja.

Lo siento, México, tengo unas cosas que hacer — Aunque ahora mismo estuviera muriendo de deshidratación no los acompañaría en lo absoluto.

— Oh vamos, será divertido, tú, Argentina, Rusia y yo. — Sonrió malicioso tomando mi mochila, intente arrebatarle pero solo la alejó, seguramente sabía que no aceptaría su oferta.— No te la daré hasta que aceptes — odio que siempre logra salirse con la suya.

— Bien — Bufé arrebatando la mochila de sus manos caminando a la salida.

Nunca creí que vendríamos a un restaurante tan elegante, definitivamente no tengo el dinero para pagar ninguno de estos platillos, voltee a ver a Argentina casi suplicando con la mirada que saliéramos de ahí en ese instante antes de hacer el ridículo. Él pareció entender, rápidamente nos levantamos y antes de poner alguna excusa México habló sin apartar la vista del menú.

— No se preocupen por el precio, Rusia invita — Dijo despreocupado dando unas palmadas en la espalda del ruso.

— Unos de mis hermanos vendrá en unos momentos, espero no les moleste — comentó serio sin dirigir la mirada.

— No, para nada.

Todos sabíamos que las potencias suelen ser clasistas, y Rusia no se salvaba de ello, hubo ocasiones donde no le importaban los latinoamericanos solo por no ser potencias, o en aquellas festividades de independencia a las que eran todos invitados y no solía asistir, sin embargo desde esa innecesaria reunión creada por ONU ambos se volvieron amigos... buenos amigos y de ahí surgió esa extravagante relación. Nunca antes se había visto a Rusia alegre, tampoco a México comportarse adecuadamente, al parecer, para la vista de muchos, ambos habían sido un bien para el otro.

— Hola, lamentamos la demora pero fue difícil convencer a alguien. — Bielorrusia. Una de las hermanas más lindas entre la familia soviética, señalaba al culpable por su retraso acomodando su hermoso cabello rubio al momento de tomar asiento.

— Costumbre - Ucrania solo ignoró a su hermano.

México como siempre tranquilizó el ambiente, halagó lo bien que Bielorrusia se veía en esos momentos y en otras ocasiones, no dejó a ninguno fuera de la conversación, inclusive ambos hermanos comenzaron a dialogar o simplemente a tolerarse.

— Todo esto es innecesario - Ucrania habló por lo bajo mirando a su alrededor, Argentina devoraba la comida a pesar de que sabía que era un lugar elegante no parecía importarle.

— Yolotzin, prueba — México extendió su cuchara en señal de que Rusia comiera de esta, dudó unos segundos pero al final aceptó.

— Esto es completamente innecesario — Repetí al ver tal escena frente a mí.

— Necesito un retoque de maquillaje, enseguida vuelvo — La joven se retiró. Argentina dijo que atendería una llamada, Rusia y México solo se levantaron sin mencionar nada.

Sentí sobre mí la mirada penetrante de Ucrania, analizaba cada una de mis facciones, odiaba eso de los soviéticos, por desgracia solo habíamos quedado nosotros dos. Sostuve la mirada de igual forma sin expresión alguna. Sus ojos demostraban desinterés aunque eran muy llamativos por su color negro. No era novedad que tuviera buen físico aunque todos sus hermanos lo tenían él y Rusia sobresalen aún más que el resto. Estaba a punto de mencionarle sobre su buen atractivo o simplemente insultar de forma coqueta, pero, un gesto de repulsión en su rostro me hizo negar por completo.

Por suerte Argentina me había sacado de ese terrible sitio con la excusa de que ONU nos llamaba y debíamos ir de inmediato. México esta vez no se pudo interponer y terminó aceptando.

— Tengo lo que me pediste — Murmuró Argentina sacando unos documentos de su sudadera — Aquí está todo lo que necesitabas

— ¿Es enserio? — No pude contenerme y arrebate los papeles de sus manos, comencé a hojear cada uno leyendo un poco de su contenido. — Gracias Arge. Te debo una—

— Ya sabes cómo pagarlo.

Argentina no era el ser amado que esperaba, pero admito que es bueno en el sexo. Al menos así es como yo podía pagarle si no podía hacerlo con dinero. Siempre se esforzaba por hacer un buen trabajo en el movimiento circular de sus caderas con un vaivén, aunque yo era el que debería darle placer siempre era él el que decía que lo haría para mí, porque yo lo merecía.

Me queje cuando mordió uno de mis pezones, sabe que no soporto que lo haga, esa parte de mi cuerpo es muy sensible. Lo aparté de inmediato antes de correrme, si los seguía succionando acabaría esto muy pronto. Lo tumbé en la cama, pude notar su confusión de inmediato, sabía que Argentina no era el de abajo pero era divertido engañarlo.

— Tranquilo sé que no es la forma correcta de pagarte, sólo relájate- Tampoco le agradaba la idea de masturbarlo, casi no experimentaba en el sexo, siempre era reservado y solo se dedicaba a penetrar.

Se estremeció cuando mi lengua tocó su pene, cerró sus ojos cuando mis manos frías lo masajearon y llevó su cabeza hacia atrás cuando metí la punta en mi boca, no esperé verlo tan sonrojado, incluso creí que me apartaría pero veo que lo está disfrutando, no aparté la mirada de la suya, a pesar de que intentaba cubrir su rostro me veía. " una buena mamada es sin perder el contacto visual" fueron unas sugerencias que México me dió cuando iba a tener por primera vez sexo. ¿Por qué siempre tienes que estar en todas partes?

" México lo hizo mejor... pero tú también lo haces bien" ... Ese recuerdo vino a mi mente justo en estos momentos, maldición, no soy México, no pueden compararme con él, yo también puedo hacer un buen trabajo, un mejor trabajo. Me moví más rápido, lamí cada parte de su pene, succioné, todo estaba en mi boca, lo estoy haciendo bien ¿verdad?. No me di cuenta que cerré mis ojos hasta que sentí ese líquido viscoso en mi boca. Argentina se había corrido.

Tragué todo su semen, sus jadeos aún eran fuertes e intentaba controlar su respiración, esperé una reacción positiva, tal vez unas palabras de felicitación o una sonrisa como la que yo le estaba dedicando. Argentina solo se vistió y salió de la habitación sin decir nada, ni siquiera volteó a verme.

No podía pensar en otra cosa que no fuera hallar el error que cometí, tal vez fue que perdí el contacto visual, ¿no utilice del todo mi lengua? no, definitivamente eso lo hice bien, incluso mis manos se movieron al ritmo que mi cuerpo. Maldición, en verdad creí que lo había disfrutado.

Salí un momento del hotel para distraerme. Por más que intente buscar alguna explicación por su imprevista reacción no logré encontrar nada y aún así no podía dejar de pensar en ello. Nunca esperé que reaccionara de esa forma, siempre creí que yo le gustaba, que sentía algo más allá que solo un deseo sexual y por eso creí que no me lastimaría sentimentalmente.

Soy un completo estúpido - Susurré pateando una lata de refresco. Estaba molesto, no con Argentina sino conmigo mismo. No era posible que no pudiera hacer una buena mamada después de todo.

— Oh, parece que alguien está de mal humor — Escuché una risa burlona, conocía a la perfección esa voz.

— ¿Qué pasó, USA? ¿todo bien? Hace tiempo que no nos vemos- Aunque no me encuentre en las mejores condiciones emocionales no podía dejar que él me viera así.

— Oh yeah, bueno supongo que no deberías estar aquí, está lloviendo — Maldición ni siquiera me había dado cuenta de la densa lluvia.

— Me gusta caminar bajo la lluvia — No, no me gusta — Me relaja — Solo termino empapado y con un terrible resfriado.

— México dice lo mismo. — Estoy comenzando a hartarme de escuchar ese nombre — A decir verdad ¿dónde está?

— Supongo que en su departamento, no lo sé para ser sincero — Negué sin interés y un poco molesto. No entendía la razón de su afición por México, habían terminado su relación desde hace siglos y a pesar de todo parecía que seguía enamorado de él.

— Bien, ya que él no está disponible puedo invitarte un café - Nunca comprendí su forma de ser tan directo con los demás, no le importaba si los hacía sentir mal, él simplemente lo decía sin remordimiento.

Hice un chasquido. Es realmente increíble América, pero para su suerte ahora me encontraba de buen humor

— Bien, será un placer.

ECLIPSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora