5

255 30 10
                                    

— Fuera — Ordenó Rusia

— Espera -— México se aproximó a ellos mirando con detenimiento a Perú. Este se detuvo, dedicó una mirada molesta y confusa, no sabía con qué estupidez saldría ahora. —  Lo estás haciendo mal — Soltó sin importarle la reacción de nadie en la habitación — Te enseñaré

— ¡No! — Ucrania fue el primero en reclamar, no quería problemas con Rusia, además, nunca se ha podido saber lo que pasa por la mente del mexicano.

— Rusia, ven aquí — El soviético se acercó sin problemas, como si estuviera cegado a los llamados de su pareja.

Tomó un par de cojines, señaló al ruso que tomara asiento al lado del ucraniano obedeciendo. Colocó un cojín en el suelo y se arrodilló encima de este, extendió el otro para el peruano pero no hubo respuesta de recibirlo, más bien estaba aturdido por todo lo que estaba pasando... todo lo que México había sacado a la luz en ese instante. Perú se quedó boquiabierto al presenciar el gran tamaño del miembro del ruso.

— Lo sé, es asombroso —  Expresó con cierta admiración. Todos dirigieron la mirada a Rusia pero no se esperaron tal sonrisa en su rostro. Es como si no le importara que Ucrania y el hermano de su pareja estuvieran presenciando con detenimiento lo grande de su pene.

Fue asombroso para ellos ver cómo poco a poco lo introducía a su boca, fue asombroso ver cómo logró meter todo eso sin arcadas, y mientras más tiempo pasaba Rusia era cegado por el placer.

— Yo me voy — Rápido se levantó y abrochó sus pantalones. Jaló al peruano que miraba con detenimiento, no podía dejarlo ahí, no era lo correcto.

— Si te vas no conocerás el secreto —  Gritó México, Ucrania no le dió importancia pero esas palabras iban perfectamente dirigidas para Perú, que entendió enseguida.

— Espera —  Se detuvo aferrándose a su sudadera impidiendo su paso — Necesito que me ayudes — Tartamudeó agachando la mirada.

— ¿Estás loco? No me quedaré aquí para ~ — Gritó por lo bajo exaltado por todo lo que acababa de pasar o más bien por lo que iba a suceder.

— Solo mira como Rusia lo está disfrutando, míralo — No fue necesario, sus gemidos de placer se podían escuchar perfectamente —  Dime si hace un momento lo disfrutaste igual — Ucrania suspiró profundo. No, no lo había disfrutado, Perú apenas pudo meter la mitad a su boca, su verga no era tan grande como la de Rusia pero para él fue difícil.

— Que sea rápido, esto es asqueroso — Refunfuñando volvió al lado de su hermano, verlo tan excitado le provocó náuseas y por otro lado envidia.

— Solo mete la punta, juguetea con ella — México explicaba al mismo tiempo que hacía los movimiento sin apartar la mirada traviesa de su pareja — Ahora con tus dos manos masajea con cuidado, sin apretar — Perú iba paso a paso analizando con detenimiento cada movimiento de su hermano. — Ahora abre bien la boca, mételo con cuidado, imagina que es una deliciosa banana, no muerdas solo lame y succiona. — Metió con suavidad haciendo una magnífica demostración — después deja que tu lengua y tus manos fluyan, no lo pienses demasiado — Besó con delicadeza la punta del pene, acto seguido metió poco a poco todo, su lengua se movía de una manera imprescindible, sus manos viajaban de arriba a bajo con suaves masajes, su mirada seductora era el último toque necesario para que todo eso fuera maravilloso.

El peruano dió un vistazo al soviético dudoso de hacer tal acto pero aferrado a la idea de que en esta ocasión aprendería a hacerlo, así que sin más rodeos comenzó a chuparlo. Ucrania comenzó a gemir inesperadamente, alardeó lo bien que Perú lo estaba haciendo, sus súplicas aumentaban en cuanto a la velocidad y eso mantuvo orgulloso al peruano, lo estaba haciendo bien, sentía felicidad que alfín lo había logrado.

ECLIPSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora