◾Texto 145◾

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En la vida diaria, entre el café mañanero y los momentos en el metro, se esconden historias simples pero significativas. Los días pasan como pájaros volando, dejando tras de sí pequeños momentos compartidos y palabras que se quedaron en el aire.

En la esquina de la calle, donde el tiempo parece detenerse por un instante, los sueños y las realidades se encuentran y se mezclan como hilos en un telar. La vida se despliega con sus colores vivos y grises, recordándonos que cada día tiene belleza en lo cotidiano.

Entre la rutina y los suspiros, hay magia en los encuentros inesperados y en las despedidas necesarias. En cada palabra escrita y cada gesto de amabilidad, hay una historia esperando ser contada, un sentimiento que busca ser comprendido en medio del ajetreo urbano y las urgencias diarias. 

En este vaivén de emociones y experiencias, descubrimos que la verdadera riqueza está en los pequeños detalles: una sonrisa en la fila del supermercado, un gesto de amistad en el autobús lleno, o la calma compartida en la noche. Así, entre la vida moderna y los anhelos profundos, encontramos la poesía que nos hace humanos y nos conecta con los demás en este eterno baile de existencia y sueños.

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