¡ 16 ⚝ amapolas !

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Una pequeña parte de su ser era escéptica y aún no podía creer todo aquello, los hombres lobo era fantasiosas invenciones de cuentos infantiles creadas para asustar a los niños, los seres sobrenaturales no existían fuera de las leyendas y los mitos.

Pero, algo muy dentro de Jeongin, una voz interna que ni siquiera sabía que tenía, le gritaba que aquello era real, que Hyunjin acababa de convertirse en un hermoso lobo plateado y que podia leer su mente. Que la conexión que tenían era tan fuerte que, de alguna manera, se pertenecían mutuamente.

Eres un lobo hermoso.

Jeongin, lo único hermoso que hay aquí, eres tú.

Jeongin se sonrojó y apartó la mirada, con la mano aún acariciando el suave pelaje del animal.

Vamos, sube.

— ¿Cómo?

Hyunjin cabeceó, señalando su lomo con el hocico. Jeongin se acercó lentamente, dudoso. El gran lobo grisáceo dobló sus patas para dejar que Jeongin montara sobre su lomo. Con algo de dificultad, consiguió subir al animal y reafirmarse con fuerza en su pelaje, se inclinó sobre su montura con los músculos agarrotados y en tensión, preparado para caer en cualquier momento.

¿Estás listo? —preguntó Hyunjin divertido.

No.

¡Vamos!

Hyunjin empezó a correr, sintiendo el ligero peso de Jeongin a su espalda. Se sentía feliz, se sentía completo pudiendo estar junto a su pareja en su forma animal.

El alarido de terror de Jeongin se transformó en un grito de júbilo cuando sintió el viento golpear su rostro y la adrenalina correr por sus venas. Aquello era distinto a todo lo que había vivido hasta el momento, incomparable a montar en moto o a cualquier atracción de un parque de atracciones.

Su cuerpo se fue relajando y se incorporó ligeramente, lo justo para apreciar cómo los árboles parecían correr a su alrededor y cómo las potentes patas de Hyunjin quebraban ramas y raíces a su paso.

¡Esto es increíble!

Sabía que te gustaría.

Jeongin podía sentir la felicidad de Hyunjin mezclándose con la suya propia en sus pensamientos. Aquel momento, le gustaría poder preservarlo para siempre.

El lobo corrió incansables kilómetros disfrutando de la carrera y del contacto con Jeongin, sintiendo el aire puro de la naturaleza peinando su pelaje, escuchando al resto de criaturas del bosque y el acelerado ritmo cardíaco de su amado humano. Esa era su idea de paraíso.

Bordeaba el exterior de la frontera de su manada, justo en el inicio de aquellas tierras que ya no les pertenecían, pero no podía arriesgarse a que los suyos encontraran a Jeongin.

Redujo la velocidad cuando llegaban al lugar que buscaba, aquel claro al que a veces corría buscando algo de paz. En esa época del año, aquel sencillo trozo de bosque se convertía en un lugar idílico, con la clara luz del sol cubriendo la explanada y con un millar de amapolas cubriendo el suelo con su manto.

Esto es precioso...

Precioso; Hyunjin creyó que era irónico. Jeongin admirando la belleza de algo cuando lo único que Hyunjin podia encontrar precioso era a él.

Lo encontré un día por casualidad, es mi pequeño secreto desde entonces. En realidad, ni siquiera deberíamos estar aquí.

Jeongin bajó y caminó con lentitud entre las flores, aquel idílico paisaje era con diferencia lo más hermoso que había visto. Hyunjin, mientras tanto, regresó a su forma humana y se limitó a observar a Jeongin.

── alpha's owner !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora