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Jeongin formó una perfecta o con sus labios y abrió los ojos con sorpresa. Sus mejillas se sonrojaron al instante.

— ¿Q-qué estás diciendo? —preguntó avergonzado, apartando la mirada.

Hyunjin sujetó su mentón, obligándole a mirarle de nuevo.

— Mi lobo lo supo desde antes de verte por primera vez, te dije que tu olor nos llamó, y es cierto. Pude oler el aroma de mi compañero a distancia. Por eso quería hablar contigo, Jeongin. Mi calor se ha adelantado, y es porque mi lobo sabe que mi pareja está en el suyo. Quiere reclamarte, marcarte para hacer oficial la unión.

— ¿Marcarme?

— Los lobos formalizamos los emparejamientos con una marca. Los alfas muerden el cuello de los omegas mientras están haciendo el amor, es una manera de unirse física y espiritualmente. Las almas se enlazan de manera irreversible.

Jeongin sentía su pulso temblar, su corazón acelerado. Las palabras de Hyunjin lo marearon, ¿él quería que se unieran de por vida? La expectativa de un futuro junto a Hyunjin era realmente prometedora, debía reconocerlo. Sonaba loco, apenas hacía unos meses que se conocían, pero Jeongin no podía imaginárselo de otra manera.

— ¿Estás diciendo que tú quieres marcarme... a mí?

Hyunjin asintió.— Necesitaba hablar contigo, porque tú no eres como yo. No sé muy bien cómo funcionan los sentimientos humanos y, si te marco y tú no sientes lo mismo... no habrá vuelta atrás. No quiero forzarte, ni obligarte a hacer nada que no quieras. Podría soportar no estar unido a ti, sería lo más difícil que he hecho nunca, pero lo prefiero antes de hacerte pasar una vida infeliz a mi lado. Porque, una vez que te marque, nos necesitaremos como el aire para respirar.

Hyunjin parecía tan nervioso, tan afligido, que Jeongin pensó que se veía realmente adorable. Sus dudas le parecían tan absurdas. ¿Que si quería pasar el resto de su vida con él? En cualquier otro momento, en cualquier otra circunstancia, con cualquier otra persona, su respuesta habría sido no. Pero se trataba de Hyunjin, un hombre lobo que le volvía loco y que aseguraba ser su otra mitad, mientras Jeongin ardía en lo que él había llamado su calor.

¿Alguien le creería si dijera que no estaba enamorado de Hyunjin? Incluso, yendo más allá, sus sentimientos eran tan intensos que no parecían reales. Si el lobo sentía la mitad de lo que sentía Jeongin, era suficiente para creer que verdaderamente lo amaba.

— Realmente, no haría demasiada diferencia —dijo Jeongin, sonriendo tímidamente. Hyunjin le miró confundido—. Parece que ya nos necesitamos como al aire para respirar.

Y ambos sonrieron, sonrisas tan sinceras que iluminaron la habitación en penumbras. Todo el peso que Hyunjin había sentido oprimiendo su pecho desapareció en un instante.

— ¿Estás seguro de esto, pequeño?

Jeongin asintió, aún sonriendo tan dulcemente que el corazón de Hyunjin podría derretirse.

Por fin, se permitió unir sus labios en un suave beso. Un ligero contacto, tan delicado como el aleteo de una mariposa, pero tan perfecto como su amor.

Como cada vez que sus labios chocaban, sintieron un centenar de granadas de éxtasis detonar en su interior. Se querían, se amaban, e iban a unirse para siempre.

Las manos de Hyunjin repartieron suaves caricias sobre los costados de Jeongin, mientras alzaba lentamente la única prenda que le cubría aparte de su ropa interior. Se tomó un momento para admirarlo, sería estúpido si no lo hiciera.

Jeongin era hermoso, tan perfecto que parecía irreal. Etéreo. Hyunjin nunca se sentiría lo suficientemente digno para estar en la presencia de una criatura idílica como Jeongin, sentía que podría hacer cualquier cosa por él.

── alpha's owner !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora