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Sus pies nunca habían corrido tanto como lo estaba haciendo mientras tenía una mano en su vientre de cuatro meses de embarazo

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Sus pies nunca habían corrido tanto como lo estaba haciendo mientras tenía una mano en su vientre de cuatro meses de embarazo

Sigue corriendo, sigue corriendo se repitió una y otra vez avanzando entre el bosque, el aire le empezaba a faltar por la distancia que había recorrido, empezó a inhalar y exhalar aire por la boca

Debía escapar...

Sus pies empezaban a doler, hasta que tropezó con una rama cayendo estrepitosamente en una alfombra de hojas, siseo de dolor ante la caída

Sollozo cuando olió el olor del Alfa que estaba a su lado aplastando su espalda con un de esos zapatos caros

P-Porfavor Miguel, déjame libre—Lloro solo para su cabello fuera jalado haciendo que quedará de rodillas frente al Alfa

Te dije que no escaparías de mi amor—La mirada gélida del Alfa lo hizo temblar ante el profundo miedo que empezó a sentir cuando vio que sacaba un arma con silenciador

Sería su fin.

Porfavor! No me mates! No lo hagas por nuestro hijo!—Rogó desesperado no tanto por su vida si no por la que llevaba dentro de él, miró a los ojos al hombre esperando encontrar un atisbo de amor o al menos un poco de lastima de su parte

El arma en su frente le hizo cerrar los ojos y soltar un chillido ante el inminente peligro en el que se encontraba, la frialdad de la pistola despareció y unos brazos fuertes lo cargaron hasta el lujoso auto que estaba en la orilla del bosque

Ahora sentado en el asiento trasero limpiaba sus lágrimas y se encogió en el asiento no queriendo mirar al Alfa

Hiciste una escenita inolvidable Robby, Ahora dirán que no soy capaz de controlar a mi Omega—Hablo Miguel poniendo una mano en su pierna haciéndolo temblar

Se quedó en silencio hasta que el golpe en su pierna le hizo cerrar los ojos, seguramente el Alfa dijo algo pero no lo escuchó, el segundo golpe en su pierna fue más fuerte

—¡Respondeme cuando te hablo!—El grito lo asusto

—L-Lo siento Miguel, no escaparé jamás te lo juro—Sollozo poniendo sus manos sobre su rostro, las manos que alguna vez le hicieron sentir confianza lo acercaron a su fuerte cuerpo

—Te creo honey, más ahora que tienes a mi hijo, Prometes que serás obediente?

—S-Si Miggi, lo prometo

Sollozo entre los brazos de su esposo.

¿Cómo no pudo darse cuenta?

Jaula de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora