CAPÍTULO DOCE

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Dos niñas corrían por el gran laberinto verde, riendo, arrastraban las palmas de sus manos por el bien decorado laberinto de plantas, sus melenas negro y dorado, el viento las hacía volar.

—¡yo te ganaré!

—¡no si tomo un atajo! —muy risueña, se desvió por el otro camino.

—¡no! ¡Yuri, eso es peligroso!, ¡vuelve! —corrió en la misma dirección de Yuri, extrañamente el ambiente se volvió más denso, sus pasos se lentearon, no las de la pequeña Yuri, ella a toda velocidad ya había desaparecido de la vista de Zahá.

—¿Yuri? —llamó con un dejo de miedo —Yuri, esto no es gracioso, ven de vuelta —quiso demandar, pero lo único que salió de sus labios fue inseguridad y miedo.

—¡Zahá! ¡Estoy aquí! —la voz de Yuri se escuchó con un eco.

Ella volteó en dirección contraria, se adentró al otro camino, corrió con toda la fuerza que sus pies pequeños le permitían.

—¿Yuri? Donde estás —la buscó con la mirada por todo el lugar.

—aquí —al final del camino ella estaba llamándola, agitando sus manos al aire, dando saltos contentos.

Zahá corrió hacia ella, saltó a sus brazos —¡wuaaa! —Yuri cayó hacia atrás con el peso, Zahá cayó en su encima.

Rio cantarinamente Yuri —no pude atraparte.

—no hace falta —ocultó su rostro lloroso en el abdomen de Yuri, la rodeó su cintura con sus brazos fuertemente —yo seré la que siempre te atrape.

—ha, ha, ha. Está bien, está bien. Ahora levántate, estás mojando mi vestido favorito.

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—Yuri, ¡por qué estas con ese niño!

—él es el príncipe Matthew —dijo Yuri muy risueña, se colgó del brazo, del niño con aspecto aburrido, tenía el cabello castaño revuelto, con unos ojos miel muy profundos.

—¡exijo el nombre de tu castillo, niño! —chilló Zahá con molestia.

—muerte... —mencionó con un suspiro agotado.

—¿muerte? —repitió confundida, después su cara palideció al cobrar sentido —muerte, ay, dios mío —se tapó la boca con horror.

—Zahá, ese no es el modo de tratar a nuestro invitado —Yuri hizo un puchero de reproche.

—¿Zahá? Eres la princesa de la luz —el niño abrió sus ojos levemente por la impresión.

—sí —confirmó Yuri —ella es la futura reina, Versal —apuntó a su amiga que en esos momentos estaba muy incómoda por la presencia del niño —y yo, ¡la futura Hanahaki!

—Hey, Hanahaki —Na-kyum llamó su nombre.

La chica de ojos verdes reaccionó, salió de su trance —perdóname, me perdí en mis pensamientos.

—paraste de repente —Na-kyum se rascó la cabeza con nerviosismo —aún no me terminaste de contarme lo sucedido...

—ah, claro, como te decía. Días después vino al palacio toda enfurecida, exigió al rey que la deje pasar, mi padre estaba muy sorprendido por la agresividad que demandaba. Ella entró a mi cuarto con una patada, rompió en mil pedazos la puerta de roble.

Discutimos, nos gritamos nuestras verdades. Fue ahí que supe que Razela le había mentido diciendo que yo solo estaba jugando con ella, que solo lo hacía por el reino, me exigió una respuesta, yo le dije la dura verdad, que su linda amiga mintió todo para alejarnos —chasqueó molesta.

VIAJE A OTRA DIMENSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora