Primer (casi) intento

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Un par de semanas más tarde, cuándo las nubes grises comenzaban a cubrir el cielo, pero no se permitían vaciarse aún, sus jóvenes amigos "idearon" el plan perfecto para su hyung enamorado.

— Muy bien, hyung —YuGyeom aplaudió frente a HoSeok—, el plan es que solamente debes ir y decirle "Hola, soy HoSeok ¿cómo te llamas?" y listo.

Lo vio sonreír y mostrar sus adorables dientes frontales, seguido de un "así, mira..." proveniente de Bambam quien se puso a 'practicar' con un JungKook sentado en una silla porque: "yo soy demasiado alto para ser tu novio, Hobi Hyung"

— De acuerdo. Tengo que hacerlo —sacó todo el aire que había retenido por la boca, talló sus manos en el pantalón y salió por la puerta con total seguridad.

Hasta que lo vio salir de su aula, siendo todo risitas, mejillas sonrosadas y ojitos cerrados. Tan bonito y perfecto que sintió el aire escapar de su organismo. Se quedó con la boca abierta y un pie al aire justo antes de bajar el escalón... y se giró para regresar corriendo y pegarse a la ventana.

— No puedo, no puedo —murmuró con voz temblorosa y un total sonrojo cubriendo su cara—. Mejor lo veo desde acá dentro. Suena mejor. Sí.

Escuchó las carcajadas al otro lado del salón, pero realmente no le importaron esta vez. Sólo quería esconderse en la tranquilidad de su música y baile. Olvidarse de aquel chiquillo y hundirse en su miseria no correspondida.

—No puedes entrar, Seokie hyung —murmuró JungKook entre risitas chillonas, poniendo su enorme cuerpo detrás de la puerta para impedir el paso.

—Exactamente —Bambam se asomó por la ventana, dejando ver sus ojos y parte de su cabello—. La contraseña de ingreso es el nombre del chaparrito —dejó salir su típica sonrisita traviesa mientras elevaba las cejas, haciendo sonrojar aún más al chico del otro lado.

Sin embargo, YuGyeom, se encontraba detrás de ambos, con una mano rodeando su cintura y la otra sujetando su barbilla; pensando seriamente que sobre nombre quedaría bien para el pequeño amor de hyung—. Pero su cabello es como una fresa —frunció los labios en un piquito y sonrió después—. Hay que decirle Fresita. Suena lindo, sería un código secreto —dijo de la nada, viéndose ligeramente emocionado y contagiando a su par de amigos, quienes comenzaron a dar razones del porqué ese apodo era el correcto.

— Ya, niños. Dejen en paz a este pobre hombre —la voz de YiXing fue como una salvación para HoSeok, pues aprovechando la mala postura del menor de todos, le dio un empujón que lo hizo saltar a un lado—. Seok, ¿quieres entrar? —preguntó luego de haber jalado hacia atrás a los otros dos molestos niños. El mencionado asintió sin decir palabra alguna—. Muy bien, pero primero acompáñame a comprar una botella a la máquina, ¿vale?

Cuando se fueron por el camino largo, supo que ando andaba mal.

Seguramente a este hyung que se tinturó el cabello el pasado fin de semana, se le alteraron las neuronas molestosas como a los otros tres mocosos, y por eso pudo idear solito su plan para llevarlo lejos de su área. Ahora se encontraban frente al salón de ballet, muy lejos de su amado grupo.

—No te pongas nervioso, Seokie... Solo vamos a saludar a un amigo —le mostró su hoyuelo en la mejilla al sonreír y lo rodeó de los hombros para situarlo junto a él en la ventana.

Y ¡Demonios! Odiaba y le agradecía a hyung en ese instante.

Porque verlo bailar era lo más bonito de todo.

La forma tan delicada que tenía al girar, o brincar... cuando tomaba a las chicas que incluso eran más bajitas que él y les ayudaba a moverse conforme la melodía iba sonando. Pero por encima de todo, la forma que tenía ese extraño y muy ajustado uniforme... dioses, ¿acaso era legal bailar con eso puesto?

Suspiró— ¿Por qué es tan bonito? —preguntó a la nada, ganándose un ligero apretón a sus hombros.

—¡Hey! ¡JongIn! —incluso con el grito, no salió de su ensoñación, y se mantuvo casi ajeno a la plática que mantuvieron a su lado.

—Hola, XingXing ¿qué hay?

—Oh, yo nada. Tú sabes —negó sacudiendo la cabeza—. Lo que pasa es que aquí mi amigo, quiere saber el nombre de la fresita —dijo señalando a HoSeok y al chico en el fondo del salón.

—¿De quién? —giró confundido a examinar a sus compañeros.

—Ah. Si, si —rió, sacudiendo su mano para que ignorara el comentario—. Del chaparrito de cabello rojo ¿podemos saberlo?

Y en el momento que el moreno dijo «Park JiMin» con un tono un poco más alto que el habitual, el pequeño giró a verlos, tan rápido que su cabello se sacudió en el acto... casi de la misma forma que el corazón de HoSeok al ver que le sonreía.

¿Bailamos? -- HopeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora