¿Bailamos? -- HopeMin

Lluvia

—¡Hola! —gritó JiMin una vez que estuvo detrás del mayor, quien se asustó tanto que dejó caer la sombrilla de sus manos, llevando estas a su pecho para asegurarse de que su corazón no se salió. Se dio la vuelta despacio, y abrió la boca para buscar el aire que ese pequeño y precioso ser humano le acababa de robar.

—Tú eres HoSeok hyung, ¿verdad? —el mencionado asintió despacio, mirando como su fresita se agachaba justo a sus pies, para recoger el objeto que se supone los cubriría de la lluvia.
Le entregó la sombrilla y se situó frente al castaño de forma correcta, jugando con sus manitos luego de verlas libres—. Yo soy Park JiMin, te... ¿te acuerdas de mí? —murmuró levemente nervioso, pensando seriamente en todas las veces que había sido invisible para todos, incluso a veces con su familia.

HoSeok asintió despacio por segunda vez, tratando de procesar que su crush lo había ido a buscar. Sonrió y trató de lucir cool mientras sostenía su peso en una pierna, mantenía el paraguas sujeto a su mano derecha y con la izquierda peinaba su cabello hacia atrás—. Claro —la voz le falló y tuvo que provocar tos para disimular—. Si me acuerdo de ti, ¿por qué? ¿Necesitas algo, pequeño?

—S...si —sonrió y expulsó el aire por la boca, notando la vergüenza cubrir su rostro—. Yo... bueno, que...quería saber si tú podrías prestarme tu sombrilla.

El alto miró a su mano y luego a él. Observó como la cima de sus orejas se tornaron rojas, y su nariz también se pintó de ese color. Sus labios rojitos se abultaron, expectante de la decisión de su hyung.

Fue la decisión más difícil en su corta vida.

No sabía si dejarle la sombrilla, huir a su casa y buscarlo después. O quedarse con él y la sombrilla fuera de la escuela a esperar el camión.

Hizo una mueca con los labios, con el único propósito de mostrar los adorables pocitos sobre ellos— ¿Vas a ir a la estación?

—Uh, no —dudó un poco en decir, sintiéndose cohibido por los ojos oscuros de su mayor—. Esperaré a mi papá y hermano fuera de la escuela —explicó con calma, sintiéndose cada vez más intimidado. Sacudió las manos frente a él, negándose cuándo HoSeok tardó en responder—. Pero...pero si no quieres o no puedes prestarmela...

—¿Puedo esperar contigo? ya...ya sabes, por si llueve —interrumpió el castaño, llenándose del valor interno que no tenía, y que le ayudaba a prepararse para el inminente rechazo.

—Claro... —el pelirrojo sonrió en grande, sacudiendo su cabeza de arriba a abajo para quitarle la expresión de duda al mayor.

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Aún no comenzaba a caer el agua del cielo, sin embargo, las descargas eléctricas iluminaban con tanta fuerza, que ambos jóvenes se encontraban muy cerca uno del otro.

HoSeok buscaba ocultar su miedo, respirando profundo en ocasiones y exhalando con suavidad para no delatarse solo.

Estaba a su lado. El posible amor de su vida estaba sentado a unos tres centímetros de distancia suya.

No sabía que hacer o de que hablar.

Nunca en su vida había estado tan nervioso.

Ni siquiera hace tres años, cuando, junto a su equipo, participaron en un concurso a nivel nacional para que patrocinaran su instituto y tuvieran mejores instalaciones.

Así que justo ahora estaban sentados en una de las mejoras, siendo cubiertos por una pequeña casita instalada solamente para que los alumnos esperaran de forma segura sus transportes luego de salir de clases.