Sombrilla

502 66 2
                                    


— ¡Buenos días! —gritó HoSeok al momento que cruzó el umbral de la puerta del salón, asustando a la mujer más importante de su vida que se encontraba preparando el desayuno.

La señora Jung le lanzó la naranja que tenía en la mano como pobre y débil intento de venganza al verlo entrar con esa enorme sonrisa tan común en él—. Buenos días, bebé —saludó de forma correcta cuando falló el tiro y su hijo atrapó la fruta con facilidad.

—Uh... mamá, ¿has visto las noticias esta mañana? —preguntó en voz baja luego de darle un beso en la mejilla. Recibió solamente un sonido en afirmación—. Emmh...sabes ¿sabes si lloverá hoy? —habló de nuevo en el mismo tono, mirando a los lados, buscando no ser delatado por su hermana.

—No lo sé, cariño —terminó de preparar el jugo y plantó la jarra en la mesa frente a su hijo— ¿Por qué? Tú odias la lluvia —secó sus manos con la toalla especial en su cocina, mirándolo fijamente, esperando su respuesta para detectar la posible mentira.

Le dio un sorbito a su vaso lleno del delicioso cítrico y rascó la parte posterior de su cuello—. Bueno, si la odio... pero... pero...

—Pero quiere una excusa para hablarle a su noviecito —JiWoo terminó por él justo cuando puso un pie en la cocina. Ganándose la vista de su hermano totalmente sonrojado y la expresión con cejas alzadas de su madre.

—¡JiWoo! —gritó el menor tan alto, que su padre, quién iba entrando a la habitación, se dio vuelta para volver a la tranquilidad de su sofá porque: «es muy temprano, estos niños me van a matar, adiós»

—¿Qué? —JiWoo rió más fuerte y tomó una de las manzanas del centro de mesa—. Hyukie oppa me dijo que te recordara lo de la sombrilla —dijo con la voz más alegre e inocente que tenía y mordió la fruta roja que tenía en sus manos, mostrándole que no iba a hablar más del tema.

El resto del desayuno pasó tan tranquilo, que al castaño le dio miedo, sobre todo cuando su papá, al terminar de comer le dijo: «Tú y yo tenemos una plática pendiente, niño» que le hizo dejar la cuchara con comida a medio camino rumbo a su boca, tornándose pálido; porque justo ahora no estaba seguro de haberle dicho a alguien sobre sus gustos personales.

—No vas a volver a entrar a esta casa... —dijo con voz dura, casi regañándolo. Sin moverse de su lugar. Se levantó y se situó de pie justo a la espalda de su hijo. Sonrió, acariciando su cabello con suavidad e inclinándose para darle un besito en la extraña cabellera castaña—. A menos que me traigas el informe sobre los avances con ese chiquillo —declaró, jalándole su oreja, haciéndolo hacia atrás para que lo mirara— ¿Entendiste?

Cómo reacción automática, HoSeok asintió sin dejar de ver a su padre, mostrándose tan ruborizado, que incluso su mamá creyó que podría derretirse— S...si, señor. Uh. Sí papá.

Después de las despedidas, todos se fueron a sus respectivas actividades diarias, no sin antes obligar a HoSeok a llevarse la sombrilla donde perfectamente entrarían ambos cuerpos. Importándoles poco si el chico les ignoraba o les rogaba que no lo avergonzaran más.

•• •• •• 🏫🍊 •• •• ••

El día transcurrió tranquilo, manteniendo a HoSeok ocupado en la ventana, admirando cómo por intervalos de tiempo las nubes grises cubrían por completo el lugar, para que minutos más tarde, el sol apareciera de nuevo y se llevara todas sus lindas intenciones de llevar al menor a su lado.

Dejó escapar un suspiro lleno de anhelo, mirando como el pequeño JiMin corría a su aula de baile con una enorme botella de agua natural en la mano.

Se sintió estúpido por vivir lleno de miedos e inseguridades, pero ¿qué podía hacer? él realmente no se imaginaba yendo directamente hacia aquel niño, al contrario, de no ser por toda la ayuda que estaba obteniendo, era muy capaz de no revelar nada y mantener ese secreto amor hasta morir, unido a la lista de «imposibles» que había estado acumulando desde hace años.

—El reporte del clima dijo que había un 50% de probabilidad de lluvia —HoSeok se vio abrazado por JaeBum mientras escuchaba a Jackson hablar, sonriendo porque, después de NamJoon ellos eran sus mejores amigos dentro del instituto—. Así que no te desesperes, seguro que tienes tu oportunidad.

Miró al cielo una vez más, abultando su labio inferior al ver las nubes grises dispersas que dejaban pasar leves rayos de sol.

Oportunidad.

¿Cuántas veces en estos meses había pensado y escuchado esa palabra? se estaba cansando de esto, pero debía ser valiente y hablar con aquel niño. No solo por su bienestar emocional, sino por agradecimiento a todos sus amigos que le habían ayudado.

Además, en algún momento iba a llover, ¿no?

Si ya había esperado por meses ¿qué más daba esperar un par de días más?

•• •• •• ☔🌦 •• •• ••

—Oye, Hae Hyung tienes algún... —JiMin abrió la puerta principal del salón de golpe, encontrándose con el par de profesores siendo cariñosos entre sí—. Oh...hola, Hyukie hyung —sus rellenitas mejillas se tornaron rojas al sentirse culpable por interrumpir el momento—. Yo... —tragó saliva, pensando en correr de regreso a su lugar—. Uy, lo...lo siento.

Se dio la vuelta para regresar a su lugar, escuchando los murmullos entre la pareja con las palabras «le gusta a...» incluidas.

Se giró cuándo un—: JiMinie, ven un momento —resonó en sus oídos.

—¿Si, Hyung? —se asomó de nuevo por la puerta entre abierta.

—¿Necesitabas algo? —preguntó el mayor, intentando acercarse un poco, viéndose limitado por los brazos que rodeaban su cintura y lo acercaban de nuevo.

—Uhmm... si —unió sus dedos índices, mirando hacia el paraguas azul que había a sus pies, señalándolo—. Pero... pero creo que lo ocupará con hyung, ¿cierto?

—Oh, ya veo —sonrió, haciendo el intento de separarse. Rindiéndose y cruzando los brazos sobre el pecho—. Pero aún no lloverá ¿para qué la quieres ahora?

El chaparrito suspiró, tomando el aire necesario para hablar—. Bueno... papá y Channie vendrán por mí para ir por mamá al trabajo, así que debo esperarlos afuera... y si llueve no me quiero mojar porque puedo enfermar, y si eso pasa no me dejarán ensayar más —terminó con un adorable puchero y en voz bajita.

DongHae hizo el ademán de agacharse en busca de su mochila para sacar la sombrilla que llevaba, pero un par de manos apretando en su cadera le obligaron a detenerse; haciendo que se levantara e intentara disimular su sonrojo al girarse para verlo.

—Oye, tonto... me duele —murmuró tratando de hacerle referencia a los leves moretones que adornaban esa parte de su cuerpo.

El mayor de todos sonrió, mostrando sus encías para hacerlo callar—. Lo siento, bebé... —besó su mejilla y le cubrió la boca con una mano para evitar que dijera algo, jalando su cuerpo hacia atrás para recargarlo en su pecho.

—Este tonto olvidó su sombrilla hoy. Y debemos pasar a comprar algo al súper antes de llegar a casa, sino con gusto te prestaba la mía —fingió lamentarse, suspirando internamente cuando el pequeño pelirrojo abultó aún más sus labios— Pero, por allá —señaló a la puerta principal, ubicada al otro lado del pasillo—, está HoSeok, uno de mis alumnos. Lo conoces ¿no?

La mirada de JiMin se iluminó. Desde que ese chico se había aparecido con su otro hyung en su salón, lo veía más seguido; por los pasillos donde solía pasearse para llegar a los salones de baile, en la cafetería, en la entrada, a la hora de salida.

Así que asintió y decidió ir a él.

Porque si era amigo del novio de su hyung, y amigo del amigo de su otro hyung, debía ser buena persona, ¿verdad?

Además de que ese cabello castaño y recortado se le veía genial. Le hacía parecer rudo y cool.

Le gustaba.

¿Bailamos? -- HopeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora