Esta historia no es mia los derechos son de bikadoo de Ao3
Su padrastro es el que nota su labio magullado.Están rompiendo su ayuno antes del viaje a casa cuando Daemon agarra su barbilla, los dedos ásperos sobre su carne. "¿Que pasó aquí?"
Labios castigadores, besos castigadores.
Aemma se sobresalta, su respiración sale entrecortada.
"Nada."
—No mientas —ordena Daemon, su desagrado por su evasión es claro. "Parece que casi te mordiste el labio".
Aemma se encoge de hombros para soltarse del agarre de su padrastro, levantando los dedos para trazar el corte en su labio inferior.
Aemma, había susurrado. Aemma, él había respirado en sus pulmones.
Debo haberlo hecho mientras dormía.
La mentira es fácil cuando la vergüenza que siente es tan grande.
Daemon mira a su hijastra por un momento, con ojos críticos. Es un hombre que se deleita con el engaño, pero no cuestiona su mentira en este momento.
"Debes tener cuidado, hija", murmura Daemon, los ojos brillando con una curiosidad que Aemma sabe que volverá para perseguirla. Su padrastro disfruta descubriendo secretos. Él busca la verdad al igual que su dragón busca carne. Aemma sabe que sus secretos no están a salvo cuando Daemon los busca. "Creo que se ha derramado suficiente sangre en esta visita, ¿no crees?"
Ve a un hombre sin cabeza y una lengua floja y se estremece.
"¿Cuándo nos vamos?" Ella pregunta, impaciente. Ella desea la libertad de Rocadragón y los cielos infinitos del mar Angosto. Quiere estar en lo alto de Arrax, sin que nadie la vigile ni los mismos Dioses.
"Muy pronto", dice Daemon, mirando por encima del hombro hacia donde el resto de su familia se da un festín. Rhaenyra sostiene a Viserys en su regazo y Joffrey juega con su comida. Aegon molesta a Jace, pero el mayor está demasiado concentrado en cuidar su ojo morado, morado y feo. Aemma se estremece al verlo. “Tu madre deseará despedirse del Rey primero. Deberías unirte a ella.
Aemma se estremece al pensar en la piel podrida y el aliento rancio. El Rey me vio anoche.
“No pelees conmigo por esto, Aemma,” advierte Daemon, “Voy a ganar. Siempre gano."
El Rey se está muriendo.
Aemma se demora en el umbral de su dormitorio, escuchando los suaves murmullos de su madre y los gemidos de su abuelo. Joffrey se aferra a su costado, aterrorizado al ver al Rey en descomposición.
"¿Aemma?" Su madre la llama. Quiere verte.
El Rey está susurrando su nombre, su mano extendiéndose hacia ella. Su agarre es como el del Extraño, frío y pegajoso. ¿Es así como se ve la muerte?, se pregunta. ¿Así es como muere un dragón?
“Mis niñas, mis niñas”, gime el Rey, con lágrimas en los ojos.
Su madre los limpia, tragándose su propio dolor. "Está bien, padre".
Pero Aemma cree que es lo peor que ha visto en su vida.
“Deben ser pacientes, mis niñas”, respira el Rey. "La paciencia es el poder del dragón".
Él deja escapar una tos chisporroteante, sibilancias.
“Debes…” jadea, apretando su mano como si fuera un ancla y él el barco en una tormenta. “Debes hacer las paces con ellos, Rhaenyra. La paz es el único camino a seguir”.
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nuestros placeres violentos
FanfictionLucerys Velaryon nace niña. Casi nada cambia... hasta que Aemond Targaryen empieza a interesarse por ella. Parece que los tíos Targaryen tienen la costumbre de enamorarse de sus sobrinas. Esta historia no es mia es de bikadoo