Estación 117 (2-Rescoldos)

Capítulo 39

-Cuando tenía ocho años, le guardé a mi madre toda la miel, la escondí.

-¿La miel?

-Ella adoraba la miel, era como su debilidad y mi padre le reñía mucho por ello. Así que escondí toda la miel bajo mi cama.

Oliver tiró de la caña y un pez subió enganchado al anzuelo.

-¿Y nunca se dio cuenta?

-Algo se olía, pero cuando realmente supo lo que pasaba fue el día que me puse enfermo.-Explicó Marcus.-Mi madre era la que siempre me llevaba a la escuela, mi padre trabajaba por lo que ella estaba sola con nosotros, éramos cuatro hermanos. Lo que pasa es que un día me puse enfermo, muy enfermo. Mi madre se quedó conmigo todo el día en casa, me mandó quedarme en cama.

-¿Y vio los botes bajo la cama?

El hombre rio.

-Ojalá, hubiera sido más fácil. No, lo que pasó es que por miedo decidí tomar toda la miel.

-¿Toda?

-Todita, cuando mi madre subió al mediodía para darme la comida, me encontró con un terrible dolor de estómago y la boca embadurnada de miel. Fue conmigo a urgencias y el pediatra de guardia le dijo que su hijo tenía un empacho severo, pero que sobreviviría.-El hombre rió.-Cuando llegamos a casa me dijo que me metiera en cama, que cuando me pusiera mejor me castigaría.

-¿Te castigó?

-Vaya si me castigó, una semana entera, sin salir ni ver a mis amigos, además fue doble castigo, porque no salía y estaba malo del estómago. No comí más miel desde entonces.

El cielo comenzó a nublarse y empezaban a caer algunas gotas de lluvia solitarias.

-Es hora de irnos, va a caer una buena tormenta.

Oliver asintió y comenzó a replegar la caña, enrollando el sedal y enganchando el anzuelo en una argolla.

Caminaron hacia el coche, teniendo que correr los últimos cinco metros, ya que la tormenta estalló sobre sus cabezas.

-Es mejor que vayamos a casa, comamos todos juntos y pasemos la tarde allí. Hoy va a hacer un tiempo de perros.

-Avisaré a Félix.

Ambos se pusieron en marcha, de regreso a casa, mientras las gotas de lluvia chocaban contra la luna del coche.