El inicio

30 3 8
                                    

Septiembre de 2021

Mi madre me despertó para ir a la revisión en el hospital de los 12 años. Me desperté, desayune un brownie, y me fui. Al llegar fuimos a la sala de espera hasta que nos llamaron.

-¡Vanesa!-dijo la doctora.

-Si aquí- le dijo mi madre.

Pasamos a la consulta y cerré la puerta al entrar. La doctora se sentó en su silla, mientras que mi madre y yo nos sentamos en las sillas de delante de la mesa.

-¿Que tal estás?

-Bien- comenté.

-Bien, vas a quitarte la chaqueta y los zapatos, y ponte al lado de la báscula.

-Vale.

Procedí a hace lo que me dijo, mientras se acercaba.

-Cuando te diga te subes. Súbete.

Me subí a la báscula y miré el numerito que indica cuánto peso, 52 kg.

-Date la vuelta para medirte. Muy bien, 155 cm y 52 kg- la oí susurrar.

Me baje de la báscula y me senté en la silla, al lado de mi madre. Tecleo algo en su ordenador y después me miró.

-Sientate en la camilla.

Obedecí y me senté, pero me arrepentí hasta de mi existencia cuando vi que agarraba una aguja con jeringuilla. Mierda me tocaba vacuna, con lo que las odio. Se acercó con ella en la mano y me dijo esa frase que nadie se cree:

-Va a ser un momentito, no duele , vamos que no te vas a enterar.

Desinfectó el brazo donde iba a poner la aguja.

-Respira ondo y cuando cuente hasta tres expulsas todo el aire fuerte. 1,2 y 3.

Solté todo el aire y se me salió una lagrimita.

-Ya está, a que no ha sido para tanto.

-No.

Si que lo había sido.

-Necesito que te quites la camiseta para verte la espalda.

No eso no.

-No quiero.

-¿Y eso porque ?

-No me apetece.

- Ya pero tiene que haber un motivo, además tengo que verte la espalda, más bien la columna para ver qué está bien. Mira le digo a mamá que salga y me lo dices, ¿vale?

No esperó mi respuesta y le dijo a mi madre que saliera de la sala.

-Haber que te pasa.

-Nada.

-¿No te quieres quitar la camiseta es eso?

No conteste, pero si era eso, la verdad, no me hacía gracia quitarme la camiseta delante de una desconocida, aún que sea doctora.

-¿Por qué no quieres? Es porque no te gusta tu cuerpo.

¿Y esta señora porque mierda saca conclusiones sin yo decirle nada? Pero también es cierto que no me gusta mucho mi cuerpo, aún que ese no sea el motivo ahora por el que no me quiero quitar la camiseta.

-Si.

-Vale - suspiro- quítate la camiseta y ahora con tu madre lo hablamos.

No conteste, simplemente me quite la camiseta y ya está. Después entró mi madre a la sala.

- ¿Que ha desayunado la niña?

- Un bollo.

- Creo que debería comer un poco mejor porque mirar - nos enseñó la pantalla de su ordenador - este es el peso de la niña.

Tengo nombre, pensé.

- A partir de los seis años empezó a subir de peso y no sabemos porque, la cosa es que ahora está bien como está , pero si no mejora la alimentación puede subir de peso. Así que recomiendo que desayune tostadas , y haga ejercicio, no que esté todo el dia tumbada en la cama. También que beba agua y no refresco tan a menudo.

- Está bien- dijo mi madre.

-Bien, por el resto todo está bien.

- Vale, ¿me puedes dar el justificante para el trabajo?

-Claro, toma.

-Gracias.

Y con eso nos fuimos. La conversación de la doctora y mi peso me dejó pensando. Aún que no sabía bien lo que me esperaba.

Mi enemiga, la anorexia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora