Abrí los ojos y tarde un poco en entender por qué no estaba en mi habitación. Cuando recordé que estaba en un hospital internada me incorporé asustada.
Por favor que haya sido un sueño todo.
De repente empezaron a levantarse las persianas de la ventana y descubrí que era una enfermera la que hacía eso desde un interuptor que estaba afuera de la habitación.
-Buenos días - dijo la enfermera.
En la otra cama que había a unos metros de mí, Angie se estaba despertando.
-¿Que tal has dormido?- me preguntó ella con voz de dormida.
-Bien, gracias ¿Y tú?
-Bien también- dijo mientras sonreía perezosamente.
La enfermera abrió el baño y fuimos pasando, primero Angie y luego yo. Unos dos minutos después, pasó otra enfermera con una especie de carrito con ruedas y que tenía un aparato que te tomaba la tensión. Una vez se fue la enfermera vino otra a decirme ,primero a mi, que fuera con ella para que me pesaran.
- Buenos días- dijo ella.
- Hola.
- Sube aquí de espaldas- dijo mientras señalaba la báscula.
Resulta que donde marca el numerito de lo que peso estaba tapado con un papel que se podía levantar un poco para que ella lo mirara. Cuando apunto el número de lo que peso, el cuál claramente yo no pude ver, me pidió que me bajara y después me tomó la temperatura.
- Llama a tu compañera- me pidió ella.
Cuando salí de aquella sala me fui hacia mi habitación mientras veía ir a otras niñas hacia allí. Una vez llegué avisé a Angie y ella se fue para allá. A mi madre le habían dicho , mientras a mí me estaban pesando, que se fuera ya que iba a desayunar dentro de poco.
Cuando Angie volvió al muy poquito, por la especie de altavoz que había en la habitación sonó una voz.
- Nos vamos a desayunar así que recogeros el pelo en una coleta y subiros las mangas.
Y eso es lo que hicimos. Al salir de la habitación vi al resto de niñas y niño salir de sus habitaciones hacia las dos puertas grandes que había al fondo del pasillo, vamos,hacia el comedor. La verdad era triste ver aquello, a tanta gente, incluyéndome, llenado hacia allí con caras de dormidos y medio tristes.
Cuando entramos en la sala, donde estaba la mesa larga, que en realidad eran muchas mesas pequeñas juntas, había delante de cada sila unas bandejas más pequeñas que cuando cenamos ayer. Me fui paseando al rededor de la mesa para ver qué bandeja tenía mi nombre y cuando la encontré me senté en la silla.
- Ya podéis empezar a comer- dijo una enfermera.
La verdad no hablamos mucho en el desayuno.
Cuando terminamos de comer volvimos a nuestras habitaciones; cuando entre por la puerta vi a mi madre sentada en el sillón.
- Hola mami.
-Hola.
A mi madre aún la notaba sería pero la verdad es normal porque quién espera que tan de repente tu hija está en un hospital.
Cuando pasó media hora del reposo, las chicas se fueron afuera, al patio, a hacer pulseras, jugar juegos de mesas, etc. Yo no pude ir con ellas ya que tenía que estar 3 días de reposo, osea no podía ir con ellas a hacer esas cosas hasta que pasarán los tres días.
Cuando volvieron ellas, tuvimos que irnos a duchar cada una en su habitación, claro. Esto si lo hice y de hecho tuve que irme a por unas toallas, una esponja desechable, jabón (no entiendo porque si las esponjas venían con jabón) , y si te lavabas el pelo coger un secador.
La ducha, para que funcionara, tenías que pulsar un botón que se apagaba sólo, así que tenías que darle varias veces mientras te duchabas.
Cuando terminé me senté en la cama mientras esperaba a que saliera mi compañera de ducharse para charlar con ella. Sin embargo mi paz de estar sola ( porque a mi madre la volvieron a echar ya que dentro de poco íbamos a comer ) fue interrumpida por una enfermera rubia con rizos la cuál me iba a sacar sangre.
- Hola ¿Qué tal? - me preguntó ella.
- Bien.
-Me alegro.
Fue incómodo para que mentirnos.
Cuando terminó se fue sin siquiera decir adiós. Supongo que tendría prisa.
Al poco tiempo salió Angie de ducharse, ella si se había lavado el pelo así que lo tenía empapado.
Cuando nos fuimos a comer se repitió la escena de esa misma mañana. Cuando encontré mi sitio, el cuál cada vez era diferente, me senté y vi que las bandejas volvían a ser igual que el día anterior por la noche. Cuando nos dijeron que podíamos levantar las bandejas, descubrí que tocaba arroz tres delicias, con muslo de pollo, ensalada, pan y " helado", lo pongo entre comillas porque parecía más un yogurt pero ellas ( las enfermeras) decían que era helado.
Al terminar me fui a mi habitación, hice el reposo una hora y estuve con mi madre jugando al uno. Más tarde llegó la hora de la merienda que era otra vez la bandeja pequeña.
Después de unas largas horas llegó la cena y por último irse a dormir. Cuando terminó el reposo de la cena, me fui a lavar los dientes y a dormir. Mi madre se durmió en el sofá rojo de al lado pero antes me dio un beso de buenas noches.
- Buenas noches, descansa- me dijo mi madre.
- Y tú también. Buenas noches.
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Mi enemiga, la anorexia
Non-FictionVanesa es una chica que tiene una vocecita interior que promete ser su amiga, le promete cosas buenas, aunque esa no sea la realidad. Ella escucha y hace caso a esa voz , pero esto tiene sus consecuencias. Perdón por la faltas de ortografía.