Mi nueva casa

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-Puedo andar sola- le dije al señor vestido de amarillo.

-Ya, pero me han dicho que haga ésto, así que lo tengo que hacer.

Me bajé de la camilla y me senté en la silla de ruedas con el libro del Principito en la mano. Fuimos andando por unos pasillos mientras la gente nos observaba, sobre todo a mí. Llegamos a un lugar con una puerta mecánica que se abría acercando la mano a un cuadrito a la derecha de la puerta. Cuando pasamos por esa puerta, había otra que se abría con llave o llamando a un botón para que te abrieran.

Lo primero que vi fue un pasillo muy largo con 7 habitaciones, a un lado recepción,supongo, y al final del pasillo una puerta grande que daba aún sitio con una mesa grande con sillas.

Llegamos a una habitación que tenía los números 11 y 12. Al entrar vi dos camillas, a la derecha de la puerta, un armario con dos puertas, también pintadas con esos números. Luego había otra puerta en medio de las dos camillas cerrada con llave, que supongo que sería el baño. Me dijeron que me sentara en la camilla con el número 12. Y me fijé que la pared tenía flores moradas. En la otra camilla me di cuenta que había otra chica sentada en ella. Era alta, pero no mucho más que yo, con el pelo marrón oscuro y de largo por los hombros.

-Hola- me saludó -, me llamo Angie.

-Hola, yo soy Vanesa.

Entraron dos enfermeras en la habitación.

- Haber te vamos a explicar algunas cosas. La puerta del baño siempre va a estar cerrada con llave excepto cuando nosotras la abramos. Cada vez que hagas caca nos tienes que avisar, pulsando ese botón que está al lado de tu cama, diciendo que has hecho depo, y el pis lo tienes que poner en un bote que hay en el baño. A las 12:30, todos los días te vas a duchar como tus compañeras. Cada vez que vayáis a comer tienes que recogerte el pelo y subirte las magas del pijama. Todos los días vendrá la siquiatra o el siquiatra, ya que hay un chico y una chica, no sé cuál tendrás, y vendrán a verte, de hecho tienes ese cuaderno para apuntar y decirles cosas. Los 3 primeros días que estás aquí es de responso así que vas a estar tumbada en la cama y no va a poder salir a hacer los talleres , pero después de los 3 días si. En estos 3 días tu madre o padre va a estar contigo y después de los 3 días podrán venir a verte una hora y media todos los días. A y la habitación tiene una cámara - dijo mientras la señalaba - con la que te estamos vigilando.

Y todo eso lo dijo como si estuviera cansada de repetirlo. Por cierto Angie ya se había ido, ya que por un megáfono que hay en la habitación, habían dicho que se fueran al comedor a comer.

- Y ahora vete con tus compañeras a la puerta que hay al final del pasillo a cenar.

Salí de la habitación y fui hacia el comedor. Allí había 11 niñas y un niño de unos 8 años. Las niñas allí rondaban los 13 a 17 años.

- Hola, eres nueva ¿ Verdad? Mira ve a sentarte allí- me dijo una enfermera mientras señalaba una silla en una esquina de la larga mesa, que resulta que eran muchas mesas juntadas.

Me fui hacia la silla mientras las otras niñas y el niño me observaban, era muy incómodo.

- Bueno chicas presentaros.

- Hola soy Angie y ya me conoces.

- Hola, soy Ani.

-Yo soy Lili.

-Hola, me llamo Candela.

-Me llamo Jorge.

-Yo me llamo Lorena.

- Hola, soy Jimena.

-Yo me llamo Amelia.

-Yo soy Martina.

- Hola, yo Silvia.

Y me tocó presentarme a mi.

-Yo soy Vanesa.

Mientras comía ellas terminaron menos una, Angie. La pobre estaba llorando.

-Puedes quitar la música- dijo ella intentando no seguir llorando.

Al comer resulta que ponían en una tele la radio para escuchar música.

-No, un compañera sigue comiendo así que no puedo quitarla.

-A mi no me importa, puedes quitarla.

- No.

Que señora más agradable.

Cuando termine de comer absolutamente todo, y todo es todo, ya que allí te hacen comerte hasta las migas del pan, una de las enfermeras le preguntó a otra que si había comido bien, y la otra, la antipática, le dijo que, bueno no estaba mal. ¿Perdona? me había comido TODO. De hecho tenemos tiempo para comer, 45 minutos y lo había hecho en tiempo. Después de comer fui a mi habitación y me tumbe en la cama durante una hora, porque teníamos que reposar la comida.

Al cabo de un rato vino Angie.

-Hola, ¿que tal estás?- le pregunté.

-Mejor , y tú qué tal.

-Bien.

Ella se tumbó en su cama y se durmió. Después de unos minutos llegó mi madre y se tumbó en el sofá rojo.Ya que en la hora de la comida le dijeron que se fuera para afuera.

-¿Que tal has comido?- me preguntó mi madre.

-Bien.

Mi madre también se durmió al poco tiempo en el sillón. Después de una hora vino una enfermera y abrió el baño, aproveche para lavarme los dientes y mear. Y una vez apagaron las luces me dormí.

Mi enemiga, la anorexia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora