Capitulo 4

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Un escalofrío recorrío mi espalda, estaba mojada por culpa de la lluvia. En este momento me sentí mal de haber entrado estando mojada, seguro había manchado el suelo con las zapatillas. Me las quité con cuidado de no caerme debido a mi torpeza, las coloqué en un lateral de las escaleras y subí a la planta de arriba. 

Todo seguía a oscuras pero sabia cual era la habitación que buscaba. Era la más situada al Oeste la casa, debido a la acústica. Esperaba que la puerta estuviera cerrada, pero otra vez me equivoqué, estaba abierta, no tan oscura como otras habitaciones estarían y gracias al enorme ventanal de la pared. 

Una cama enorme me sorprendió, había pensado que se deshizo de ella, pero allí estaba, tan grande como el día de mi secuestro. El sofá de dos plazas de cuero claro seguía en la misma posición.

Me recordó a el momento en el que Alice me secuestro durante dos días, en los que él estaría de caza.  Edward quería evitar que fuera a la Push, pensaba que los lobos eran peligrosos y con el daño que he recibido recientemente le doy la razón. Cuando llegué a su habitación me encontré con la cama. Me indigné delante de el gasto tan tonto que había hecho comprándolo. Acabé durmiendo en el sofá hasta que vino y me colocó en el enorme mueble. Todo y que estaba enfadada con el por el secuestro planeado por él, en verlo, todo el odio se esfumó de mi cuerpo, como si de un sedante se tratase. 

Solté un largo suspiró al ver como las cosas habían cambiado, el ya no estaba aquí. Y esta vez era totalmente por mi culpa.

Pensé en estirarme directamente sobre la cama, pero estaba mojada y no quería dormir con esta ropa incomoda. 

Dudaba que hubiera algún rastro de ropa en el armario, Alice era la que se encargaba de la ropa de toda la familia, les prohibía usar dos veces la ropa y siempre la donaba a la caridad. Todo y sabiendo esto tenia la pequeña esperanza... Abrí el armario de golpe. Habían dos prendas de ropa, una camisa, (tallas mas grandes que la mía) y un pantalón de chándal (al igual de la camiseta, demasiado grande para mí). 

Pensé que no le molestaría a nadie que usará estas dos prendas, por lo que me desnudé y me las puse. Antes de acabar de ponerme la camiseta, noté el pequeño bulto en mi barriga. 

La piel estaba tensa debajo de mis dedos, todo y que no tubierá mucha barriga, casi ni se notaba. Instintivamente pensé en un bebe, un niño recién nacido. Sabia que no se parecía ni de legos a esa imagen... pero la idea de un niño me agradaba, no como hace años que pensé que me desagradaría la idea.

Dejé caer la camiseta finalmente y me dirigí a la cama. Moví el edredón lo suficiente para entrar y me hice un ovillo. Antes de dormirme, pude notar un olor duce impregnado a las telas. Tanto en las que me tapaba como las que llevaba puestas. Lo reconocí. Era su olor. Con solo olerlo sentía su presencia, como me dormía al sentir que estaba protegida... El olor de Jacob nunca había generado esa sensación en mí. 

Fácilmente me dormí, con el sueño más largo que había tenido en mucha tiempo. 


Una mano fría se poso en mi mejilla, el tacto fue suave, con delicadeza. Se posó en mi hombro y me sacudió con cuidado. 

- Bella... Bella....- ya había escuchado esa voz, quería que se callase. Estaba durmiendo demasiado bien con el olor de Edward a mi alrededor como para despertarme. 

La voz siguió insistiendo:

- Bella! despierta!- No quería!

- Que quieres? Estoy tratando de dormir!- grují con todo el odio que sentía en este momento. 

- Creía que ver a tu vampira preferida te animarías más de lo que estas mostrando!- no fue hasta es momento que me percaté de quien era. La voz aguda, la impaciencia que tenia conmigo... Lo pesado que estaba siendo... solo había un nombre.

-Alice!!- me levanté de golpe, el sol de esa mañana, todo y que estaba tapado por una fina capa de nubes, me permitía saber donde estaba y abrazarla-.

- Bella, cuanto tiempo!!- una sonrisa genuina brotó de sus labios con solo verme. Estaba guapísima, como siempre, exactamente igual que la ultima vez.

- Alice, que haces aquí? No os habíais ido? 

- Si, pero me he tomado la molestia de ver a nuestra pequeña intrusa en casa... ya sabes, lo más normal del mundo...

Dios mío, había entrado en casa de los Cullen sin permiso, una vez que ellos ya no estaban en su propia casa...

-Lo siento de verdad Alice, espero que no os hayáis molestado, no sé por que entré, solo sucedió...- Ella colocó un dedo en mi boca y me calló. 

- No pasa nada, los otros no lo saben, solo Jass y yo, ya sabes... A parte... lo sé todo Bella...

-En que sentido, Alice?- no quería asegurar que sabia sobre los últimos acontecimientos de mi vida, era vergonzoso y humillante, como la persona que juró no hacerme daño lo ha hecho, a más si pensamos que dejé a su hermano por él. 

- Lo se todo Bella...- no quería nombrarlo, sabia que eso me podía generar daño, pero entendía a que se refería. 

No dije nada, esperé que dijese algo. 

De repente alguien entró por al puerta, con una aura tranquilizadora que me calmo instantáneamente. Era Jasper. El hermano de los Cullen que siempre me había dado más miedo, con su cara seria y su gran altura. 

- Holo Bella, como te encuentras? - siempre tan educado como el primer día. 

- Bien, aun que creo que tú sabes mejor como me encuentro...

Soltó una pequeña risita debido a mi comentario.

-Eso es cierto. -hizo una pausa, como si estuviera meditando sus futuras palabras- Por cierto. Felicidades Bella.

- Gracias... No sé que decir...

- Bella, tranquila! es cierto que ha pasado mucho tiempo, no queremos agobiarte. Pero viendo la situación pensé que seria buena idea intentar animarte con la visita...

Asentí con la cabeza, no sabia del todo que hacían aquí, no entendía la visita. Un montón de preguntas rodaron por mi cabeza. La ultima vez que habían venia a por mí había sido una situación desastrosa. Tuve miedo de volver a la misma situación.


Edición, corrección de faltas.

Vueles a ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora