Capítulo 7.

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Hola pibecitos.

Vamos cris, ya finalmente todo acabó. El lemon que tanto esperabas está aquí, maldito peruano enfermo. 

Ah, pero hey, es este capítulo y dos mas xd, esos los subo al rato pibes y el epílogo mañana.  

Sexito

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Sexito.

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Desde entonces, pasaron casi dos meses.

Dividí mi tiempo de manera que me permitiera estar junto a Bell y las chicas sin que afectara mis responsabilidades como ejecutiva de la <Familia Astrea>.

Claro, no es que yo fuese la mas responsable de la <Familia>.

Incluso le repliqué a Alise que mi presencia era innecesaria, sin embargo, ella dijo que como ejecutiva tenía un deber y bla, bla, bla, justicia esto, bla, bla, bla, justicia aquello.

Más que nada, solo me tiraba sobre mi cómodo sofá mientras ignoraba los reportes mensuales de ingresos, misiones, excursiones y demás cosas aburridas.

Sí, yo era una muy buena vice-capitana.

-- U-Uh... otra vez...

Abrí al puerta y caminé por el jardín hasta llegar al buzón de correos, donde estaba una carta pegada a una caja adornada con decoraciones purpúreas.

Era un obsequio, otro de hecho.

-- ... Tonto.

Salí de la sede y tomé la caja. Rápidamente miré la etiqueta y, como lo suponía, era por parte de Bell.

Desde hace casi dos meses, no hubo día que no recibiera un detalle por su parte. A veces eran chocolates, pastelillos, ropa, peluches, perfumes, collares, anillos; entre muchos más.

No tenía ni idea si mi habitación sería lo suficientemente grande como para resguardar todos los regalos .

-- Haa, ¿por qué siento que Axela me dirá "te lo dije" otra vez? Siento que la golpearé por reflejo.

Mientras mis mejillas comenzaban a sonrojarse, recordé las palabras de aquella psicópata. Que inevitablemente me enamoraría de Bell.

-- ... No puedo negarlo, pero tampoco puedo aceptarlo. ¿Qué no tiene <Encanto> como habilidad de desarrollo? Nada me asegura que no la haya usado conmigo...

Decía eso, pero los latidos acelerados de mi corazón contradecían todo argumento que saliera de mi boca.

Al final, lo único que hacía era buscar excusa tras excusa para no admitir que yo, Kaguya, había caído en las garras de ese conejo mujeriego.

Buscando un recuerdo: Ruta Kaguya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora