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matilda

—Me Caen mal los hombres.—La Martina caminaba al lado mío quejándose de todo en el patio.

—¿Y ahora por que?.—le pregunté divertida.

—Porque son tontos.

—Yaaa.

—Todo porque a ti te trata bien el Bastian, bastiancito.—Se burló.—Hablando de el, ¿Todavía no te pide pololeo?.

—No.—igual no me interesaba mucho, cada cosa a su tiempo.

—Le voy a decir que te traiga una serenata al colegio.

—Deja de wear.—le pegue un manotazo y me despedí de ella Porque teníamos electivo diferente.

Mientras caminaba por el pasillo distraída sentí como alguien me jaló fuerte hacía una sala vacía.

—¿Ya teni pololo nuevo?.—Era el Darío.

—¿Que onda?.

—Eso po, ¿Andai de fácil ahora con el de cuarto?.

—Que wea Darío, quien te crei pa' hablarme así.

—Te voy a hablar como quiero, ¿Andai conmigo y a las semanas después andai con otro?.

—Esa wea no es tu asunto, yo no me meto si andai con alguien.

—Yo si me meto po.—el Darío se fue acercando más a mi y yo empecé a retroceder hasta tocar la pared.

—Darío aléjate.

—No quiero po.—Se acercó a mi cuello incómodamente, me sentí realmente incomoda.

—Por favor.—Hablé en voz de hilo.

El Darío empezó a bajar su mano por mi brazo.—Sabi que eri mía igual.

La mano del Darío fue bajando más, reaccione y le pegue un manotazo alejándome de ahí rápidamente.

Salí corriendo de ahí y empecé a llorar, me sentí asqueada e incómoda, me fui al baño intentado al calmarme y me encerré un rato ahí.

No puedo creer porque estuve con un weon así.

me fui a lavar la cara, salí mostrándome lo más normal, hacia el electivo.

Estaba tan shockeada con lo que había pasado, que ni preste atención.

tocó el timbre y me fui rápido de la sala.

Mientras iba caminando alguien puso una mano en mi hombro, me asuste pero después me relaje al darme cuenta que era el basti.—Holaa mati.—el basti me miraba atentamente.

—Hola basti.—le dije, regalándole una sonrisa de boca cerrada.

El Bastian cambio su cara a
preocupación.—¿Estai bien mati?, teni cara de Pena.

—Estoy bien.—El Bastian no se lo creyó y me abrazo, cosa que me dio mas pena.

Le devolví el abrazo
y el me susurró.—¿Sabi que me puedes contar cualquier cosa cierto?.—Asentí con la cabeza.

—No es nada, tranquilo.

—No te creo.—El Bastian me agarro la mano y me llevo al mismo lugar donde habíamos saltado clase la primera vez.

el hablo primero—Dime que pasó.—Y de pura tonta le conté.

Error.

—Maricon, ¿Hasta donde llegó esa mano, Matilda?.—Estaba enojado, se notaba.

ojitos de bambi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora