Matilda
—¿Con cuántas minas has estado?.—le pregunté al bastian mientras yo veía su pieza y el se acostaba un rato en su cama.
la martina me había invitado a almorzar.
estoy segura de que me debe estar odiando por estar con el bastian ahora, En cualquier momento abre la puerta diciendo que le toca estar conmigo.
—Pololeando con ninguna, weando con varias.—recostó sus brazos en su cuello.
—El más cotizado.—me burlé.
—Si estoy entero rico, Donde mi papá las traiga a todos locas.
—Y aquí igual.—le respondí, Era verdad. Cuando llego todos hablaban del nuevo de cuarto, Yo creo que si llegue a ponerme celosa.
—Pero ahora soy un hombre casado.—me senté en la cama cerca de el.
—Aún no estamos pololeando.—lo webie.
—Tu no me pides pololeo.
—¡Y porque no me pides tu!.
—Pidámonos pololeo los dos.
—Se me olvidó que nunca les hay pedido pololeo a alguien.—me cruce
de brazos.—Te recuerdo que tu tampoco.—levantó una ceja.
Le tape la boca con mis manos.—Eso no lo puedes saber, imagina que yo estuve con otra persona y yo le pedí pololeo.
—¿Cómo le pedirías pololeo?.—me preguntó.
—Saldría con esa persona toda un día, lo llevaría a mi lugar favorito, mm podría ser patinar en hielo o ir al cine, ¡o ir a fantasilandia!, luego le daría flores y le preguntaría si puedo ser su polola.
—Y yo pensé que con tu cabezota no pensabas.
—Oy...—empecé a reclamarle al bastian por decirme así y el me subió en su regazo, poniéndome a horcajadas de el.
—dime.—en su cara había una sonrisa burlesca porque sabía que me ponía nerviosa.
—Eres tonto.
—Un tonto guapo, que tiene a una niña muy linda arriba de el.—sonreí involuntariamente y me acerque a darle un beso.
—Almorzar Aweo...—La puerta de la pieza del Bastian se abrió bruscamente y apareció la Martina.
Me separé de la boca del Bastian y me escondí en su cuello. Me quería morir de vergüenza.
—Te odio martina.—Escuché hablar al bastian mientras ponía su brazos alrededor de mi cintura.
—Yo me odio más por abrir
esa puerta.—la martina se quedo callada unos segundos.—¡Da la cara Matilda! maldita traicionera.—La martina cerró la puerta.me separé del bastian para ir donde la martina.
—Ni un beso de despedida.
—Nos vamos a ver abajo, Exagerado.
—Y ahí no me darás ni la mano.
rodee los ojos y me acerque a él para darle un beso corto.
salí de la pieza del bastian y me dirigí a la de la Martina. Abrí y ahí estaba, de brazos cruzados, mirándome.
—Te dignaste a mirarme.
—No me odies.
—Te odio mucho.
—No puedo vivir
con tu odio, por favor.—fingí estar llorando mientras me arrodillaba.—Si Sigues estar sin visitarme en mi propia casa, te echaré.
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ojitos de bambi
Teen FictionTípico cliché "me gusta el hermano de mi mejor amiga" versión barata! O versión bonita.