"Un propósito en la vida." Las palabras de Andrea me habían dejado reflexionando. Yo tampoco tenía una razón para seguir viviendo pero, a diferencia de él, no me afectaba. Se podría decir que vivía por inercia y que me conformaba con muy poco. Apenas cubría mis necesidades básicas.
Andrea había avivado una llama dentro de mí, sin saberlo. En éstas cosas pensaba mientras seguía atendiendo gente y limpiando mesas. El café era necesario, pero no siempre sería así: esa simple idea, la pequeña revelación, cambió enteramente mi perspectiva. Contrario a lo que la gente podría pensar que pasaría, me enfoqué todavía más en hacer las cosas de la mejor manera posible. Lo estaba haciendo por mí, no por competir con mi compañero. El sueldo que ganaba me sostendría mientras me ocupaba en alcanzar mis metas. Me sentía eufórica.
Creo que tanto los clientes como el personal de Abedul sentían de algún modo mi cambio de energía, porque hasta me trataban diferente! Por alguna razón, ese primer día Martín apenas me dirigió la palabra y nunca fue para molestarme.
A la noche quise mandarle un mensaje a Andrea y vi que se me había adelantado. Se había sacado algunas fotos con mi ropa y me las había enviado. Las miré varias veces en el transcurso de la charla que estábamos teniendo. Los audios iban y venían. Si bien él me hablaba de cosas triviales, yo escuchaba cada grabación con el mismo deleite que si estuviera escuchando un tema de Lana del Rey. Vendría si lo llamaba en ese mismo momento? Había dicho que podía verlo cuando se me antojara. "Como un genio", recordé.
Cuando caí en la cuenta de lo mucho que me había calentado todo eso, ya me estaba tocando, sin dejar de lado el teléfono, las fotos ni la conversación. El Andrea real me contaba que había abandonado el secundario a los dieciséis años, pero que ahora se había decidido a terminar el colegio. El de mi imaginación posaba para mí, aún con mis jeans, oliendo a perfume de jazmines, desafiándome a terminar el dibujo antes de perder el control. Ambos se superponían. No importaba el tema del que me estuviera hablando, su voz me sumergía cada vez más en mi trance personal. Él no tenía idea de lo que estaba haciendo. Nunca se lo dije.
Más tarde, cumplí con lo que había dicho y lo dibujé como un genio. Había hecho una lámpara mágica a su lado. Todo quedó muy bonito, pero me parecía que le faltaba algo. Se me ocurrió, entonces, agregarle grilletes en los tobillos; lo había unido con una etérica cadena a la lámpara.
Volví frenéticamente al teléfono, a pesar de que ya nos habíamos despedido y lo llamé.
-Ivi? -sonaba somnoliento.
Cuando chequeé la hora vi que eran las dos de la mañana. En serio había pasado tanto tiempo dibujando?
-Podrás venir a mi casa ahora? -pregunté agitada.
-Sí.
Ni lo dudó.
Mi entusiasmo iba creciendo mientras me preparaba para recibirlo. Quería intentar algo que no había hecho antes, algo que se me ocurrió después de visualizar las cadenas.
...
Cuando llegó, lo hice pasar y, al cerrar la puerta, comencé a besarlo sin más. Él emitió un ligero sonido de sorpresa para luego rendirse a sus sensaciones, gimiendo suavemente. Me separé por un instante para verlo a la cara, tomándola entre mis manos. Su piel casi traslúcida se había vuelto rosada en la zona de las mejillas y la nariz. Sus ojos se veían vidriosos.
-Quiero probar algo con vos... Si lo que hago no te gusta, decímelo, por favor.
Él tragó saliva y asintió enérgicamente, cosa que tomé como una buena señal. Hice un gesto con las manos, pidiendo un minuto y corrí al ropero a buscar una de mis bufandas. No me miró extrañado como yo creí que haría cuando volví.
Sin perder el contacto visual, le hice llevar las manos hacia atrás de su cintura. Con nuestras bocas casi tocándose entre sí, le até las muñecas con la prenda. Su respiración cambió; ahora fluía entrecortadamente. Qué brillo intenso encontré en sus ojos! No dijo nada.
Lenta pero decididamente lo llevé hasta la cama y le pedí que se acostara boca arriba. Él obedeció en silencio.
Habiendo llegado a este punto, quisiera remarcar que una sola vez en mi vida tuve un encuentro sexual medianamente satisfactorio con un hombre. Él había querido darme sexo oral. Por mucha buena voluntad que puso, fue un desastre. Después de eso no volví a vivir una experiencia de ese tipo... Varias veces vi en videos porno que las actrices se sentaban sobre la cara de sus compañeros o compañeras. Siempre quise saber cómo se sentía.
Me desnudé frente a Andrea y esperé. Tanto la expresión de su cara como la creciente erección que batallaba contra sus pantalones, me animaron a seguir adelante. Subí a la cama y me acomodé sobre él. El primer contacto de su boca con mi sexo fue electrizante. Dos segundos de eso ya habían sido mil veces mejores que cualquier cosa que hubiera hecho antes. No lo podía creer!
A su vez, él estaba disfrutando notoriamente del momento. Me besaba con devoción, sin dejar de mirarme a los ojos.
Mi placer crecía y crecía, quizás demasiado rápido para mí gusto. Incluso me asustó, porque era nuevo. No sabía qué esperar. Creí que podría desmayarme, así que me separé y me senté a su lado.
-Qué pasó? Lo estoy haciendo mal? - preguntó, preocupado.
Intenté tranquilizarlo diciéndole que había estado increíble, pero cuando quise explicar por qué había parado, no pude. Me acerqué para desatar sus manos.
-Esperá -me frenó -Dejame así un rato más.
Cómo ahora estaba de cara al colchón no podía ver sus gestos.
-Estás seguro?
-Sí... Me gusta como se siente.
Sentí una nueva oleada de excitación, más intensa aún que las anteriores. Me pellizqué con fuerza el antebrazo y me obligué a centrarme, ya que tenía que decidir qué iba a pasar a continuación: había un chico hermoso atado en mi cama, esperando que hiciera algo. Podía reanudar lo que venía haciendo, dejando de lado mis miedos, o podía excusarme de alguna manera y volver a mi lugar seguro.
Finalmente elegí una tercera opción, algo que estaba entre las otras dos.
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MUSA
Romance"Él es mi chica, él es mi droga... Si no te gusta podés irte. Hacemos las cosas a nuestra manera porque somos hormonalmente incorrectos. Yo no sabía lo que era la libertad hasta que lo conocí... Y si algún día me vuelvo famosa (cosa de la que esto...