Todo se había escapado de sus manos por ese pequeño engaño, cogió el ratón de la computadora y pulsó un botón... dejó caer su cabeza de nuevo en el escritorio y volvió a llorar como llevaba haciéndolo las últimas horas desde su vuelta apresurada del parque de atracciones.
Cinco minutos después el aviso de un mensaje entrante le hacía alzar la vista.
Tiene un nuevo correo
De: Pablo
Para: Estefanía
Fecha: 28 de octubre de 2023 23:30
Asunto: Última oportunidad.
"Hola Estefanía:
Ya sabes que me marcho el domingo así que es nuestra última oportunidad para conocernos, esta vez elijo yo... te espero a las ocho de la noche en el hotel donde me alojo.
Por favor, no me decepciones y ven, me gustaría verte y hablar contigo.
Por favor.
Atte: Bustamante."
Hotel Sin fronteras
Blackworthy Road s/n, habitación penthouse."
Suspiró ante ese mail, no se merecía que le dijera la verdad con un frío correo, había hecho bien borrándolo el anterior mensaje le diría la verdad en persona, era lo mínimo que podía hacer.
Apagó el ordenador sin responderle y arrastró sus pies hasta la cama no podría dormir pero al menos relajaría los músculos.
—0—
Hotel Sin fronteras
Marizza consultó su reloj cuando entró en el lujoso hotel donde Pablo se alojaba, ¿Podía pagar una habitación en ese hotel de cinco estrellas?, había resultado estar en uno de los barrios más lujosos de la ciudad, menos mal que había consultado por internet antes de presentarse para elegir la ropa a llevar.
Un vestido negro ajustado de manga larga con pedrería plateada en el escote de forma v, encima del mismo un abrigo gris perlado la protegía del frío de la calle.
Caminó hasta la recepción para preguntar por Bustamante y saber si la esperaba cuando la risa de él la hizo volverse hasta el salón del hotel, allí estaba él con un traje negro y camisa blanca, sin corbata, los botones del cuello desabrochados junto a él algunos otros hombres charlando animadamente.
Se quedó contemplándolo como si viera lo más hermoso del mundo y no pudiera apartar la mirada... le había mentido ya no había excusas que valiera.
Su determinación flaqueó al momento de verlo y sus ojos se le volvieron a llenar de lágrimas, negó con la cabeza y fue a recepción... era una cobarde se imagina que se enojaría por lo cual prefirió recordarle en los momentos que fueron felices, sí ya no podía hacer nada... pidió un papel y bolígrafo y garabateó unas cuantas frases antes de pedir que le fuera entregado al Señor Bustamante y caminó hacia la entrada.
Le daría el tercer plantón, el último pues no volvería a responderle a sus correos, desaparecería de su vida para siempre atesorando solo el recuerdo.
Su teléfono comenzó a vibrar, descolgó sin mirar quién la llamaba y antes de poder pronunciar algo, la voz ya conocida por ella se escuchó.
Pablo: Date la vuelta... Estefania.- Sin poder creérselo, obedeció muy despacio moviendo la cabeza con lentitud hasta que sus ojos enfocaron a su rubio unos metros delante de ella, con teléfono en mano.- ¿Creías que no me daría cuenta?
Él caminó hacia ella pero la castaña retrocedió asustada, él se detuvo entonces frunciendo el ceño.
Pablo: Marizza ¿Me tienes miedo?.- Preguntó a través del teléfono.
Marizza: ¿Cómo...?.- Logró articular mientras un sudor frío se ubicaba en el cuerpo de repente el frío parecía haberse adueñado de ella.
Pablo: Sube conmigo a la habitación te lo explicaré arriba.- Ella negó con la cabeza.- Marizza, por favor no te vayas.- Le pidió dando otro paso hacia ella.
Esta vez se quedó quieta mientras daba un segundo paso hasta ella, los ojos de él enfocados en los suyos como si la estuviera reteniendo solo con eso.
Marizza: ¿Cuándo?.- Se oyó el suspiró de él tanto en el teléfono como en la distancia que los separaban.
Pablo: Desde la foto.
Marizza: ¿Me has dejado seguir mintiéndote desde el principio?
Pablo: Esperaba que tú me lo dijeras.- Replicó él oyéndose por los dos canales.
El rubio chasqueó la lengua y cerró su móvil metiéndolo en el bolsillo acortó la distancia hacia ella como si fuera un depredador y cerró su mano en la muñeca de ella tirando para que lo siguiera.
Marizza: ¿¡Dónde me llevas!?.- Gritó resistiéndose.
Pablo: Siento que en cualquier momento vas a salir corriendo, princesa, y no conozco las calles lo suficiente como para correr tras de ti además, si algo te pasase no me lo perdonaría.
Marizza: Eso no explica a dónde me llevas.- Puntualizó tratando de no darle vueltas a lo que él acababa de decir, ¿Le importaba su seguridad? ¿Correría tras ella si escapara?
Pablo pulsó el botón del ascensor y se abrieron las puertas, empujó a la castaña dentro y le cortó la vía de escape encerrándola entre su cuerpo y el ascensor.
Marizza: Déjame irme, si sabías la verdad seguramente te has estado burlando de mí además...- El rubio atrapó su labio inferior con los dientes y lo mordió lo suficientemente fuerte para que ella se quejara, sentía la sangre latir en esa zona, los ojos de él clavados en los suyos como si leyeran dentro de ella.
Pablo: Jamás me he reído de tí... solo esperaba el momento en que me dijeras la verdad creía que teníamos un pacto de no mentirnos.
Marizza: Así era... pero lo hice.
Pablo: ¿Por qué?
Una pregunta para la cual tenía múltiples excusas y ninguna se veía ahora la adecuada, Marizza se quedó callada, los dos demasiado cerca, el uno del otro para no ser conscientes de la intimidad que ese acercamiento conllevaba.
Marizza: Tu foto... pensé que la habías sacado de internet.- El rubio arqueó una ceja.
Pablo: ¿La buscaste?.- Afirmó ella con la cabeza.
Marizza: No la encontré me puse a pensar entonces que si tú eras así, yo...
Pablo: Tú me mandaste lo que pensabas que me gustaría de una mujer.- Terminó por ella.
Marizza: Sí, busqué por internet hasta dar con la foto adecuada y me cercioré que fuera difícil de encontrar, ¿Cómo lo supiste?
El timbre de la llegada al piso los sacó de su conversación, Pablo la cogió entonces de la cintura incitándola a avanzar mientras él metía la mano en el bolsillo y sacaba la tarjeta para abrir la puerta.
La habitación era como un pequeño apartamento, lo primero que se veía era una especie de salón con chimenea y un par de sillones junto a una mesa había algunos muebles, principalmente con algo de ocio como libros, juegos de mesa, o un mueble bar... dos puertas cerradas, una cocina y más.
Pablo: Siéntate por favor, te prepararé algo.- Dijo cuando entraron en la habitación fue hasta el mueble bar y sirvió una copa con uno de los licores más fuertes, se dio la vuelta contemplando a Marizza aún de pie al lado de la puerta.- Por lo que más quieras, princesa, siéntate.
Marizza: ¿Cómo supiste lo de la foto?
Continuará...
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Engaño
Mystery / ThrillerMarizza y Pablo mantienen una relación vía email desde hace un año, gozan de una amistad muy sólida, pero ¿Qué pasará cuando el rubio decida ir a conocerla y se dé cuenta de que la foto que ella le envió no era suya? La castaña no tendrá más remedi...