Capítulo 2

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Eso fue lo suficiente para alcanzar el vaso y beber de un golpe todo el contenido, aunque después el efecto no fue el deseado pues se puso a toser calmando el escozor y abrasión del alcohol por su garganta.

Pablo: ¿Mejor?.- Preguntó cuándo dejó de toser.

Marizza: Mejor... lo siento.- Respondió aclarándose la garganta.

Pablo: Menos mal, pensaba que te desmayarías.

Marizza: No, tranquilo, ya estoy bien... gracias por lo de antes.

Pablo: Me llamo Pablo ¿Y tú?

Marizza: Yo...- Ahora tenía la oportunidad, ahí estaba él, y ella tenía que decirle la verdad, que estaba delante de Estefania.- Marizza, me llamo Marizza.

Pablo: Hola Marizza ¿Estás sola?

Marizza: Si, ¿y tú?

Pablo: He quedado aquí con alguien, pero parece que se retrasa.

Marizza: Ah... quizás... quizás es porque aún no se han visto... hay mucha gente...

Pablo: Puede ser, no tengo su móvil con lo cual ni siquiera puedo llamarla.

Marizza: Qué pena.- Habían pensado darse el móvil en varias ocasiones pero al final siempre lo dejaban pasar pues tenían los correos, una fortuna para ella.

Se quedó contemplándolo embobada, sus labios empezaron a moverse pero ella solo se fijó en esos sensuales movimientos que dejaban entrever su boca, algo que empezaba a tener un deseo irresistible de besar. 

Pablo: ... noche?.- Oyó terminar, ella lo miró inocentemente antes de ruborizarse.

Marizza: Perdona, no te oí.- El rubio río, esa risa que entra por los oídos y te hace vibrar todo.

Pablo: ¿Estás segura que estás bien? no me importaría acercarte a un hospital.

Marizza: Estoy bien, estoy bien es la música y la gente, demasiado ruido.

Pablo: Preguntaba si es tu primera noche.

Marizza: ¿Aquí? sí, no había venido antes, ¿Tú sí?

Pablo: Sí, mi amigo es el dueño del local y suelo venir cuando paso de visita.

Marizza: Vaya...- Giró la cabeza mirando a cualquier otra cosa, necesitaba centrarse, decirle que ella era Estefanía.- ¿No se enfadará tu novia por estar conmigo?

Pablo: ¿Mi novia? no tengo.- Dijo directo, como siempre.- ¿Se enfadará tu novio?

Marizza: ¡Ja! como si pudieran hacerse realidad las fantasías para decir que tengo novio.- Soltó sin darse cuenta hasta que se tapó la boca con las manos.

Pablo arqueó las cejas ante el comentario y se echó a reír descansando sobre el espaldar de la silla, un brazo por detrás de la misma.

Pablo: Eso me ha recordado a la chica que venía a conocer es igual de directa que tú.

Marizza: ¿Sí?.... en esta ciudad solemos ser así, no te extrañe encontrarte más así.

Pablo: ¿En serio?

Marizza: Si, por supuesto, yo... yo mejor te dejo, quizás tu amiga no se acerque si te ve con otra mujer.

Pablo: Quizás...- Murmuró tan seductoramente que ella dudó si abandonar la mesa, cuando las miradas de ambos se cruzaron ella tragó con dificultad, ese hombre hacía que sufriera un cortocircuito, no podía ser de otro modo.

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