El ruido de la música se vuelve inevitablemente pesado cuando estás ebrio, no solo suena, sino que también vibra dentro de ti. Te marea y te deja lleno de pasión y adrenalina. Hob tiene que parpadear un par de veces cuando Jack, su mejor amigo, le entrega un vaso lleno de cerveza. Él ríe y da un vistazo alrededor, -en busca de alguien-, hasta que Tammy a su lado lo toma del brazo y lo arrastra a la pista.
Es, en cierta parte, estúpido si lo piensa demasiado tiempo; ha estado esperando cien días por esa noche, con la esperanza de volver a ver a su extraño amante. Disipa el pensamiento cuando el resto de sus colegas se une al baile. La pista está llena, los cuerpos se pegan y rozan, los sudores y fluidos son compartidos; huele a alcohol y obscenidad. La atmósfera es asquerosamente embriagadora, pero es lo menos que puede pensar en su momento de menos lucidez, cuando sus pensamientos vuelan a aquella noche con cierto gótico.
-¿Qué demonios hacía allí, de todas formas?-, su mente se lo cuestiona tras el tercer trago de cerveza. Afuera llueve, él debería estar estudiando para su examen, maldita sea. Se mueve en piloto automático cuando una mano se desliza por su espalda, ni siquiera es capaz de mirar al dueño, imposible de moverse en aquel lugar. Está perdido en la decepción de no encontrar a su extraño y en la preocupación de que reprobará el examen por no estudiar.
Una mano se apoya con fuerza sobre su pecho y logra traerlo de nuevo a la realidad. Su cabeza cae, solo para encontrarse con el perfecto brillo de unos ojos azules eléctricos con pupilas ya dilatadas.
"Hola Hob" la persona frente a él murmura con una pequeña sonrisa en sus labios. Hob tiene que parpadear otra vez, -y tal vez pellizcar su brazo-, para asegurarse de que no está soñando.
"Hola... tú," (aún no se tú nombre, estaría bien que lo dijeras), piensa, cayendo lentamente en la realidad. Él está allí, realmente está allí, tocando su pecho y bailando con él.
"¿Me extrañaste?" el extraño pregunta, como si Hob no lo tuviera grabado en la frente. Asiente, porque no es pretencioso como para mentir con algo como eso, -ni le importa quedar mal-. "También te extrañé" Hob reacciona.
La voz de Morpheus sonaba exactamente como lo recordaba, grave y cargada de lascivia. Tiene un brillo voraz en su mirada y una sonrisa pecaminosa que se esconde tras el vaso que trae en su mano.
"¿De verdad?" Hob pregunta, porque aún está algo aturdido por la música.
Morpheus no responde, en cambio lo hipnotiza con el batir de sus pestañas, meciéndose con el ritmo lento de la canción; toma el brazo de Hob y se envuelve con él, se gira y refriega su trasero exquisitamente contra su entrepierna, -Dios, ¡Dios!-. A la mierda, Hob se inclina hacía adelante, presiona sus dedos sobre el pecho de Morpheus; huele su perfume y saborea la anticipación del deseo.
"Deberíamos..." Morpheus habla, pero su frase se corta a mitad de camino. En cambio, se separa de Hob y lo mira con una sonrisa juguetona que él le devuelve con felicidad. Su extraño se acerca, lamiendo sus labios con lentitud; tomando su tiempo en pasar su lengua sobre su labio inferior. No debería funcionar de la forma en que lo hace en Hob, no debería provocarlo; definitivamente no debería querer joderlo frente a todos en aquel pub, pero lo hace.
"Mi casa" informa Hob, conteniendo absolutamente toda su cordura mientras toma la mano, -fría-, de su amante y emprende camino a la salida.
Morpheus sonríe y se deja guiar, siguiendo de cerca el calor de Hob. Se envuelve en el brazo de Hob y olfatea su aroma natural, sintiéndose en las nubes por un momento, -¿Quién dice que no lo está?-.
"No voy a mentirte, amor. Creí que no ibas a aparecer" Hob se ríe mientras el taxi los lleva a su casa. Morpheus lo mira un segundo, antes de inclinarse y besarlo sin pronunciar palabra.
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Why'd you always call me when you're high? - Dreamling.
FanficModern setting AU! Hob y Dream se encuentran cada cien días.