Knee socks.

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Hob Gadling consideraba que trabajar durante una ruptura amorosa debería ser ilegal, con la diferencia de que él no estaba pasando por una ruptura, porque nunca tuvo una relación en primer lugar, lo cuál hacía todo su dolor bastante patético, porque por supuesto que sabía que había sido él quien la había cagado, sabía que todo eso era su culpa por permitirse sentir de más.

No es como si llorará todos los días, era un adulto completamente funcional pese a tener el corazón destrozado, pero había días donde existir simplemente se sentía demasiado, donde la melancolía lo atrapaba y lo llevaba a cuestionarse cada plano de su vida con una botella de whisky o fumando, cualquiera de los dos que le hiciera perder el conocimiento primero.

Lo cual también era estúpido, porque pese a sus intentos de olvidar a Morpheus, siempre volvía a su memoria, como una quemadura, una llaga, una herida que no terminaba de sanar. Lo veía en todos lados: en el cartero; alto y pálido, con un nido de aves en el cabello. Lo veía en su gato Robyn, en su taza de café, en la ropa que no había sido capaz de devolver. Lo veía en los cuervos que se posaban en las bancas de la universidad y en cada amante que intentaba tener. Morpheus había arruinado su psiquis y ahora también su vida sexual.

Había vuelto al White Horse cien días después de su pelea con Morpheus, había esperado, esperado, y esperado, con una rosa blanca en su mano como disculpa, no sabía por qué realmente, pero esperaba que fuera suficiente para conseguir el perdón de su amante.

Morpheus no se presentó. Hob no estaba sorprendido.

"¿Bebiendo solo?" Charlie, el bartender, le preguntó con una sonrisa. "¿Otra vez?"

Hob sonrió, moviendo su cabeza en una afirmación. "Creo que me dejaron plantado" dijo, mostrando la rosa en su mano. Burlándose de sí mismo.

"Eres un chico guapo, estoy seguro de que conseguirás a alguien más" Charlie le guiño el ojo, antes de alejarse para seguir atendiendo a los clientes.

Hob rodó los ojos, dejando una buena cantidad de propina antes de salir del bar, aún con la rosa en su mano. Soltó un suspiro, sentándose en la banca cerca de una mujer mientras esperaba su uber.

"Hola" le murmuró, ofreciendo la rosa a la castaña con una sonrisa. La chica lo miró un momento con confusión, luego sonrió, aceptando la flor. "Lo siento, me dejaron plantado, no quería tirarla a la basura" le explicó, con sus mejillas coloradas.

"Oh, sería una pena" la extraña estuvo de acuerdo con él, con una sonrisa que mostraba todos sus dientes. "Gracias extraño" asintió. Hob sonrió.

"Robert" se presentó, estirando su mano.

"Calliope" la mujer estrechando su mano y riendo suavemente ante la cara de sorpresa de Hob. "Mitología griega" explicó.

Hob entrecerró los ojos con diversión, "Déjame adivinar, ¿Familia extraña?" preguntó, haciendo que Calliope riera de nuevo.

"Familia extraña" afirmó, viendo de reojo su reloj de muñeca, "Estoy esperando a mis ocho hermanas" Hob jadeo con sorpresa, luego rió con ella.

"Soy hijo único, nunca sabré qué es esperar por ocho hermanas" se rió, levantándose de su asiento al ver el auto parado en la acera. "Es mío, debo irme. Fue un placer, Calliope"

Calliope sonrió, agitando su mano "Fue un placer conocerte, Robert. Gracias por la rosa" le dijo, antes de que subiera al auto.

Hob suspiró, si tuviera una moneda de oro cada vez que se encontrará a una persona extremadamente guapa con nombre proveniente de la mitología griega tendría dos monedas de oro, lo cuál no es mucho, pero es raro que le haya pasado dos veces.

Why'd you always call me when you're high? - Dreamling.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora