Prólogo

97 12 14
                                    

Humo negro por todas partes, un camino rocoso y húmedo. Su cuerpo temblaba y la asfixia era inminente.

—¡BASTA!

Gritó dispersando el humo de inmediato, viendo con claridad en donde se encontraba. El pueblo desolado, el barro bajo sus pies y una enorme luz redonda.

"Aléjate, aléjate". Su mente repetía buscándolo con desenfreno. Porque sabía que seguía ahí, la oscuridad que tanto la perseguía. Galope y galope. Un caballo negro pasó veloz por su lado. "No, no" murmuró. El pánico la invadía, el caballo había retomado la marcha desde lo lejos, directo hacia ella. Y no se detenía. El enorme animal de negros y brillantes ojos solo la quería a ella.
Comenzó a retroceder, alejándose. Pasos hacia atrás, a trote. —DÉJAME EN PAZ— pidió desesperada justo antes de tropezar en un charco de barro.

—¡Acá! ¡Por acá maldito monstruo!— escuchó a lo lejos.

A sus espaldas. Sabía que él estaba ahí, nunca la dejaría sola.

—Espera... ESPERA— gritó cubriéndose la cabeza con sus brazos cuando el caballo saltó por encima de ella. Y se dispersó, se elevó por los cielos y mostró lo que realmente era, lo que de verdad había creado. Esa sombra negra de larga cola que bajó con velocidad hacia su presa.

Su corazón se aceleró al encontrarse con su rostro alterado, lleno de miedo. —¡YOONGI! — la sombra lo había envuelto como serpiente. —NO— retomó la marcha como pudo sobre el resbaladizo suelo. —A MI... A MI ES A QUIEN QUIERES... YO SOY TU CREADORA, DEBES OBEDECERME.

Entonces una fuerte caída con un golpe ensordecedor. La sombra soltó al chico desde casi tres metros, bajo la mirada desesperada de ella.

—MÁTAME— contuvo las lágrimas mientras la criatura se acercaba desde las alturas, amenazante. —Sé que puedes hacerlo— avanzó también, valiente. —Yo te controlo... Este es mi mundo—. De repente su rostro se oscureció, su sonrisa se mostró conforme. Lo estaba logrando, sus pesadillas acabarían porque ella se iría con ellas. —Hazlo criatura inútil — provocó, perdiendo el aliento después cuando este la sujetó con fuerza, presionando su torso. —Eso... Más... Fuerte— un agudo alarido salió de su boca cuando sintió que sus huesos se rompían. —N-no podr-án conmigo.

Mientras esperaba su muerte, su dolorosa muerte, al fin la luz apareció. El resplandor fue cegador, perturbando a la sombra, dejándola caer pero no logrando tocar el suelo. El guardián la sostenía en sus brazos.

—Esta no es la solución— dijo el hombre de cabello ondulado, dejándola al costado de una de las casas.

—No te... llamé— hablar le provocaba punzadas en su pecho que atravesaban hasta su espalda. La sangre salía de su nariz y sus manos comenzaban a entumecerse.

El alto joven le dio una mirada severa justo antes de esquivar el azote de la negra cola del monstruo detrás de su espalda. Desvió su atención de la chica para concentrarse en la oscuridad, desfondando su látigo que al sostenerlo comenzó a brillar más de lo que él mismo lo hacía.
En un rápido movimiento con su brazo derecho hizo que el lazo rodeara a la oscura criatura, haciéndolo soltar un agudo sonido. Dio un largo salto luego, hasta el otro extremo, jalando a la sombra que se defendía con habilidad, pero no tanto como quien sostenía el brillante lazo. Seguía sosteniendo el látigo cuando de un salto, casi como si pudiera volar, emanó un fuerte rayo desde su mano que atravesó el interior de la oscuridad. Ajustó el agarre entonces, agostándolo cada vez más entre agudos quejidos de la criatura, hasta que, en un pestañeo solo fue polvo, humo negro dispersándose alrededor del ambiente.

Él sin esperar, volvió a ella. —No te me acerques— advirtió, sin embargo.

—Debes volver.

—No.

—Debes hacerlo... Por Yoongi.

Ella respiró profundo y apretó sus párpados cayendo las lágrimas de inmediato. —Lo sé— respondió sin abrir los ojos, esperando su tacto sobre su frente, que llegó tan solo en segundos, sintiendo el frío en su cabeza y la energía bajar hasta su pecho, devolviéndola a la realidad.

—¡Despertó!— se escuchó al instante.

Nyx abrió los ojos de los cuales las lágrimas no dejaban de salir. Le costaba respirar, era una tortura hacerlo.

—¡Sus pulmones están colapsando!

—MALDITA SEAS... QUÉ HICISTE, ESTÚPIDA BRUJA.

Escucharlo logró sacarle una sonrisa a pesar del dolor.

Se mantenía en una camilla, mientras tres personas vestidas de azul hacían de todo para estabilizarla.

—QUÍTENSE — dijo él, empujándolos a todos, importándole poco que su vida dependiera de esos mismos segundos que él le robaría. —Escúchame, perra— le habló tan cerca que podía sentir su pesada respiración, —tus sueños me pertenecen, toda tú me perteneces... No puedes morir... NO PUEDES, MALDICIÓN... QUIÉN TE CREES— azotó su espalda contra la camilla dejándola sin aliento.

—¡Jimin!— lo apartó de inmediato el doctor, haciendo que los otros hombres volvieran a ella. Ya no podía respirar. Tuvieron que hacer una incisión justo al lado de sus costillas para que sus pulmones pudieran liberar la sangre que los colapsaba, permitiéndole hacerlo otra vez.
Ella perdió el conocimiento, pero los últimos diez segundos en que todo estaba tranquilo en su mente, se dijo "podrás hacer lo que quieras con mi cuerpo, pero mi mente me pertenecerá siempre".

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Hola! Vengo a compartirles esta historia que nació por una dinámica de halloween. No creo que se parezca a alguna historia de halloween jajahsjs pero lo quise intentar.

Me costó mucho escribirla y espero mejorarla, así que estaré atenta a sus reacciones
Y comentarios.

Gracias!

Dromers ~ El comienzo | OT7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora