Rick se despertó en una cama cómoda y cálida. Estiró los brazos mientras dejaba escapar un bostezo. Esa cama era cómoda. Se puso de costado mientras disfrutaba del calor. Podría quedarme allí todo el día, excepto...
Excepto por el hecho de que no tenía una cama. No desde que Negan lo había quemado. Rick parpadeó y miró a su lado. Sus ojos se abrieron por lo que vio.
"¡Agh!", soltó asustado. Junto a él estaba Lucille acurrucada bajo las mantas como si fuera una niña o algo así. Los alambres de púas se limpiaron afortunadamente pero aún así. No podía creer que se había acostado con el arma homicida de Negan justo a su lado. Miró a su alrededor y estaba en una habitación desconocida. Rick sintió que el miedo crecía dentro de él. ¿Negan lo había secuestrado?
Tal vez pensó que sería divertido hacerlo dormir con Lucille. Se puso de pie rápidamente y caminó hacia la ventana. Sus ojos se abrieron de terror cuando vio el Santuario a la luz de la mañana. ¿Cómo había llegado allí? No recordaba nada.
Negan no estaba a la vista. Rick suspiró miserablemente. Desde el día que conoció a esa persona, no pudo encontrar un momento de paz. La habitación de Negan tenía baño. Le vendría bien mojarse un poco la cara porque se sentía mareado. Encendió la luz y se dispuso a abrir el grifo cuando se vio reflejado en el espejo. Él era... Negan.
"No, no" gritó Rick mientras tocaba su - piel de Negan "esto no puede estar pasando"
Los ojos color avellana de Negan le devolvieron la mirada, casi burlonamente. Como si no le obedecieran a él, sino a su anterior dueño. O tal vez solo estaba muy molesto.
Se sentó en el suelo, tratando de recuperar el aliento. Negan le había robado todo. Glenn y Abraham, su hogar, su vida y ahora su maldito cuerpo. Esto fue una locura. Todos pensarían que él era Negan ahora. Su voz incluso sonaba como la de Negan. No como su propia voz tranquila. Este tenía algo diferente. Algo aterrador y malvado. Tosió, tratando de recuperar su voz. Aunque no estaba pasando.
Rick sintió lágrimas calientes corriendo por las mejillas de Negan. Al menos esta era una prueba de que Negan era capaz de llorar. ¿Quién lo hubiera pensado?
Se puso de pie y caminó hacia la habitación. Se sentó en la cama de nuevo y tomó el bate en sus manos. Lo examinó de cerca y sintió disgusto. ¿Dónde diablos podría estar Negan? Si se había despertado en el Santuario, entonces quizás Negan estaba en Alexandria. En el lugar donde estaban sus hijos. Agarró a Lucille con más fuerza y tomó una decisión. Iría a Alejandría y lo mataría por lo que hizo. No permitiría que lastimara a su familia. Nunca más.
Se secó las lágrimas de los ojos y miró a su alrededor en busca de algo que ponerse. Incluso estaba esa estúpida chaqueta de cuero que Negan usaba todo el tiempo. Aunque al diablo con eso. Si fuera a usarse como disfraz, él lo usaría.
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Negan y Carl estaban sentados uno frente al otro en silencio, intercambiando miradas de odio. Judith se había quedado dormida en el sofá, junto a Carl, pero él seguía junto a ella. Necesitaría toda su protección contra Negan.
"Deberías irte" anunció Carl.
Negan dejó escapar una risa sin humor.
"... y dejar a mis hijos solos?" preguntó mientras levantaba una ceja.
Carl gruñó ante eso.
"NO somos tus hijos. Te odio. Eso no cambiará porque estás usando la cara de mi papá. Puedo ver el monstruo debajo de la mirada amable de mi papá".
"Dime, niño", preguntó Negan. "¿Qué tan 'amable' se veía tu papá cuando estaba asesinando a mi gente? Apuesto a que era un santo. Démosle a este hombre el Nobel de la Paz", se burló.
"Que te jodan Negan" le espetó Carl.
Negan se puso de pie y se cernió sobre él peligrosamente.
"Puedo lastimarte. Mal. Así que cambia tu actitud antes de que empiece-" amenazó, pero fue interrumpido por la puerta que tocaron. "¡Finalmente!" Negan le sonrió.
Carl se puso de pie a toda prisa para ir a abrir. Tanto deseaba que fuera su padre quien hubiera venido a salvarlo.
Se abrió y para su decepción, no era Rick. Era Enid. No la quería allí ahora mismo. Negan también podría lastimarla.
"Buenos días", dijo mientras le sonreía.
Carl también le ofreció una sonrisa, pero no llegó a sus ojos.
"O-oye... Enid" murmuró "buenos días y feliz cumpleaños"
"¡Muchas gracias! Solo quería avisarte que mi fiesta será hoy a las ocho. No llegues tarde" dijo mientras le sonreía una vez más. Carl lo era todo para ella. No podía esperar para expresar sus sentimientos esta noche. Seria perfecto.
Negan se enteró de lo de la fiesta. Estaban locos en este lugar. Los tenía bajo su control y estaban organizando fiestas. Como... ¿qué diablos?
Era hora de interferir. Puso una sonrisa falsa y caminó detrás de Carl.
"Oh, hola Sr. Grimes" le dijo Enid. Carl se estremeció cuando vio que Negan estaba a su lado.
"Hola, Enid", dijo Negan, tratando de imitar a Rick. "Por favor llámame Rick. Feliz cumpleaños también"
"Gracias... Rick" Enid le sonrió.
Negan dejó que su mano descansara sobre el hombro de Carl, ejerciendo presión sobre él.
Carl sintió que su corazón latía más rápido cuando Negan lo agarró.
"Nos vemos más tarde, Enid", dijo Carl, ansioso por que ella se largara de allí.
"Claro", dijo Enid y sus ojos se iluminaron. Se despidió de ambos cuando se fue. Carl suspiró aliviado, pero Negan lo agarró por el brazo.
"Volvamos adentro... hijo" le susurró, haciendo que Carl temblara de miedo. Lo hizo entrar y cerró la puerta detrás de él.
Carl soltó su brazo de su agarre y lo miró con odio.
"¿Quién no va a ir a la fiesta?" Negan cuestionó con una sonrisa malvada "adivinaste bien. Tú eres el que no irá a la fiesta porque estarás encerrado en tu habitación durmiendo como deberían estar haciendo todos los niños que se portan bien".
Carl sintió que un dolor se extendía dentro de él. Esto fue una pesadilla.
𝙒𝙝𝙚𝙧𝙚 𝙖𝙧𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝘿𝙖𝙙, pensó con desesperación.
