VII

73 2 0
                                    

Unos días después de la muerte del más fiel Katar y el libro robado, Dios despertó su ira.

Mientras tanto, una festejo entre humanos, Licant y Vulant agitaba la Tierra.

Zailo y Meleann se comprometieron.

En medio de todo el revuelo una voz se alzó por encima de todo el ruido.

-Un libro habeis robado, y a uno de mis Katar habeis matado y ¿Aún así se atreven a celebrar? No, tú Vulant sufriras una muerte igual de cruel y duradera de la que cegaste.

Al instante, una fogata cercana al Vulant estalló, dejando todas las lenguas de fuego directas hacia él. Quemandolo hasta los cimientos.

-Y los de tu raza -Prosiguió la gran voz- Estarais malditos por toda su inmortal vida. No podrán ver nunca más la luz del sol o calentarse bajo sus fríos cuerpos. Se esconderán entre las sombras de la oscuridad por toda la eternidad. Y tú Licant te privarás de tus más finas y prestigiadas joyas de las que tanto alardean y la noche de luna llena se volverá en sus días más desesperados y llenos de dolor.

Y por último, su belleza, grandes razas se volverá en su contra.

Todos en el Gran festejo murieron.


Conocimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora