Only You. (Borrador)

Capítulo 4

En el medio de la dificultad, reside la oportunidad.

Michelle

¿Cuántas cosas somos capaces de dejar atrás para cumplir con un propósito? Todos los días me hago la misma pregunta, me cuestiono si en realidad estoy haciendo lo correcto. Si vale la pena todo el esfuerzo que estoy haciendo para no tirar la toalla y correr en dirección de mi felicidad y olvidar todo esto. Pero ya he arriesgado mucho para llegar hasta aquí, no puedo arrepentirme de nada de lo que estoy haciendo.

A lo largo de estos años muchas cosas han cambiado, ya no soy la misma chica inocente e inmadura que todos conocían. Con la muerte de mi padre caí en un pozo de total oscuridad, solo podía pensar en venganza, tanta era mi oscuridad  que se creó en mí que no veía la luz de otros.

El frío de Alemania es insoportable, pero eso no es excusa suficiente para que Zack acepte posponer el entrenamiento. Han sido dos años en lo que me entreno día a día, no importa si llueve, hay alguna tormenta o cae nieve a montón, no tengo tregua ni descanso. Incluso cuando estoy en Kiev sigo entrenando, Mi cabio físico ha sido extraordinario, siempre me sentí satisfecha con mi cuerpo, pero ahora no tengo ni el más mínimo complejo, por donde quiera que paso mas de uno se voltea y eso ya es decir mucho. He trabajado en mí físicamente pero también mentalmente, ahora soy más cautelosa con cada cosa que hago, planifico bien mis movimientos y mi autoestima ya no es un problema para mí.

— Zack, no puedo más, tomemos un descanso por favor – le digo con mi respiración entrecortada

— No, nada de descanso hasta que no termines tu rutina– juro que en este momento lo estoy odiando más de lo que odio a el frío.

— Vete a la mierda imbécil

Luego de dos largas horas de entrenamiento me dirijo a mi habitación a tomar un  baño, necesito relajarme al menos un momento. Con mi neceser en mano me dirijo al baño. Saco el aparato que está dentro de la bolsa y lo dejo en la mesada del lavabo, abro el grifo para que se llene la tina con agua caliente, mientras le voy echando las esencias para ambientar el agua.

Me desnudo frente al espejo y es imposible no detallar mi cuerpo. En los últimos dos años este ha sufrido varios cambios, a simple vista no se ven varias estrías que tengo, pero sé que están ahí, la verdad no me interesa ocultarlas, las porto con orgullo. Mis senos crecieron un poco más de como los tenía. Mis músculos están todos definidos, mi abdomen está marcado pero sin ser exagerado.

Un tatuaje adorna la parte derecha de mis costillas, es una frese que mi padre decía continuamente ''Inmitten der Schwierigkeiten, liegt die Chance'' . Tengo otro tatuaje pequeño en mi muñeca, una fecha que no se me olvidará nunca.

''En el medio de la dificultad, reside la oportunidad''.

Inconscientemente llevo mi mano hasta ahí y me quedo mirándolo con añoranza.

Tomo el aparato y me sumerjo en la bañera, creo que este es uno de los pocos momentos en que puedo estar sola y dedicarlo para mi.

Cierro el grifo y mi mano automáticamente viaja a mi entrepierna, ya no recuerdo cuando fue la ultima vez que tuve algún tipo de relación sexual, podría parecer que estoy necesitada, y la verdad es que si, para que me voy a mentir.

Mis dedos rozan mi clítoris y me es imposible contener el gemido que sale de mi boca, mi cerebro trae a relucir el recuerdo esa noche hace dos años. Me siento muy excitada, agarro el aparato y con la ayuda de mi mano que abre mis pliegues lo introduzco poco a poco, una vez dentro empiezo a moverlo rítmicamente, con la mano libre me masajeo el clítoris con movimientos circulares. Otro gemido se me escapa y se que estoy en un punto de no retorno, realmente necesito sexo, porque creo que volveré a tener una virginidad por inactividad. Aumento el ritmo del consolador y de mi dedo en mi clítoris. La imagen de ese hijo de puta vuelve a mi, y no siento mas que lujuria recorrer por mi cuerpo. Siento que en la parte baja de mi abdomen se esta formando ese orgasmo que tanto ansío, Muevo mas rápido el aparato y más gemidos inundan el cuarto de baño, me arqueo de manera involuntaria cuando siento todo ese placer recorrer por mi cuerpo, se que no falta mucho para correrme, no me cuesta nada encontrar el ritmo que me lleva al borde del orgasmo. Mi respiración se torna agitada, los espasmos de mi cuerpo son perceptibles. Mi rostro debe de estar sonrojado, ya que siempre que llego al orgasmo me pongo colorada.