CAPITULO 1: LA VIE, A SECAS.

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La vida es bella.

¿No?.

Sí.

La vida es be... Es... Es bell...

Al diablo,
¡NO!.

La vida no es bella, aunque exista una
canción que literalmente se llame
La Vie En Rose.

Y aunque el ritmo sea muy lindo,
la vida no es bella, ni rosa.

La vida es la vida,
sin un adjetivo calificativo,
que además lo de la palabra que acompaña
al sustantivo para expresar una cualidad,
ya no se lleva en estos tiempos.

Es momento de aceptar que,
ni rosa, ni bella, ni perfecta.
Es sólo La Vie,
a secas.

Nunca me ha gustado describirme y no es porque no crea que tengo cosas buenas, por supuesto que tengo mil y un maravillas, incorporadas. Soy lista, más que la media, perfeccionista y sí, lo veo como algo bueno, tengo un metabolismo perfecto, además, mi tipo de sangre es el más común, A+, el que tiene un 36% de la población mundial. Mi visión es bastante buena y aunque eso es una herencia, por mi familia materna, mi pareja no tendrá que lidiar con mis problemas, al tener 97 años y pierda mis gafas, es un regalo divino.

Todo los anterior, sin mencionar cosas banales como mi obvia belleza, mi cabello negro rizado, en melena, lleno de vida, mis ojos achinados, pequeños, sutiles, mis labios carnosos y sí, ni hablar, estoy buenísima.

Y... Bueno... Sí...

También tengo cáncer y la razón por la que siempre lo digo al final, es porque la gente automáticamente procede a sentir ese "pobrecilla mía", convertido en sentimiento y ¿ciertamente? es detestable.

Tengo cáncer, mucho cáncer, pero sigo siendo una persona razonable que piensa que lo cursi da vértigo.

Y esta es mi historia, bueno, un trozo,
nada más, desde mi segundo nacimiento
y mi primera muerte.

Porque cuando te dicen que tienes cáncer, te mueres, pero vuelves a nacer, en cada mañana que consigues dar el primer respiro, te mueres pero estás viva y estás muerta, también, todo al mismo tiempo.

Y aunque quiera contar que se me cae el pelo, por lo que intento no rozármelo al entrar en una camiseta, que vomito de cuatro a cinco veces al día y que me dicen "¡valiente!", como si ya no pudiese elegir ser una cobarde, tengo mucho más que contar.

Porque soy más que el cáncer,
como ella, siempre me repite...

Mucho más.

Ella, ella es Ana.

Probablemente la persona mas responsable que una persona puede conocer. Le encanta una agenda y lo de tener recordatorios con sonido. Lleva a Andalucía en cada poro, aunque lo de hablar fuerte, eso no es lo suyo. Es tímida, parece tímida, pero la verdad, no lo es, no tanto, porque cuando se siente segura, puede ser la persona que más me ha hecho reír en la vida. Es esa persona a la que acudes cuando tienes un lío que no sabes cómo resolver. Es esa que nunca va a quejarse, ni siquiera reclamar lo justo. Ana siempre va a estar dispuesta a ayudar, a trabajar, a dejarse la piel, a desvivirse, con esa dulzura y pasión, que hace a los demás desvivirse, por ella, también.

COMETA HALLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora