CAPITULO 4: LA CALETA.

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Nunca me habían interesado las citas,  realmente.

Nunca había sido la típica chica que había soñado con citas, la verdad, me parecía todo muy cliché.

Era la amiga que se burlaba de lo cursi. La que hacía chistes sobre "cuánta miel". La que huía de todo este lío y prefería ahórraselo con simpleza de cualquier cosa. Quizá, quedar para ir al cine y saludar con dos besos, mientras la energía de "amistad" predomina.

Jamás me había hecho ilusión algo así y jamás lo había pedido. Jamás había tenido sentido y ahora, entendía, que estas cosas van sujetas al depende.

No va de cómo seas, de tu personalidad, de si eres fría o más cursi, de si eres diferente, quizá, no, no.

Depende de la persona.

Si la persona te enciende ese algo, dentro, allí estás, arreglándote, frente a un espejo, intentando estar lista, para la mejor noche, de tu vida, no?.

Estaba en el baño de la habitación, mientras ella se preparaba fuera, las dos nerviosas, por alguna razón.

Me miraba frente al espejo y aunque no me gustaba lo que veía, porque estaba demasiado delgada y mi pelo, cada día, era mucho menos, mi piel estaba muy pálida, notaba mis huesos en muchas esquinas, tenía ojeras y poco a poco, menos pestañas... Era lo que tenía, no había nada en ese baño que quitase mis complejos, así que, los había adornado.

Llevaba una americana negra, con un top blanco debajo, un vaquero que me estaba especialmente grande y zapatillas, cómodas. También me había peinado poco, mis rizos estaban al aire y también me había maquillado, un poco, aunque no estaba muy acostumbrada a hacerlo. Mis labios brillaban, mis mejillas estaban rosas y era todo lo que podía hacer.

Me había perfumado y había dado un último vistazo al espejo, no me encantaba, pero mis problemas de mente, con respecto a lo físico, desgastado, no iban a arruinar esto. Esta vez, no.

Había abierto la puerta, bastante nerviosa, cosa que me parecía muy tonta, por qué estaba tan nerviosa? Ya le había visto, había dormido allí, con ella. Vivía con ella, de alguna forma. Qué me pasaba?.

Y le vi, estaba preciosa, más que nunca.

Llevaba un pantalón de cuero, negro, junto a un jersey blanco y converse, muy ella. Su pelo lucia muy lindo, natural, hacía un lado, peinado así, al viento. Tenía bastante negro bajo sus ojos y también brillo, en sus labios, algo rosas. Sus cejas estaban muy bien marcadas, sutiles pero firmes y un detalle, que me había gustado, ahora llevaba las uñas negras.

Intentaba no verme a los ojos o hacerlo sin que me diese cuenta, porque estaba más tímida, que nunca. Sólo se encargaba de coger las cosas, de llevarse todo lo necesario, iba de un lado a otro y yo, tan sólo de pie, mirándole, porque hasta eso, me parecía lindo.

- estás ya?- me preguntó, tras acomodar su pelo, tras su oreja, buscando la tarjeta de la habitación
- ANA!- grité, haciéndole detenerse en seco
- qué pasa!?- contestó, algo asustada, inmóvil
- estás muy guapa- le dije, junto a una sonrisa, que se me había escapado, sinceramente.

Y había sonreído, acercándose hacia mí, un poco lento, quizá algo sensual, entre nuestro nerviosismo y algo de torpeza, al no saber muy bien que hacer...

- tú, tú lo estás- contestó, cerca de mis labios, acariciándome un costado
- parecías más romántica, antes- le dije, de coña, junto a algunas risas, de ambas
- es sólo que, estoy nerviosa... Perdón... -agregó, junto a una risilla- y siempre estoy tan a tope, que no... No lo sé... Qué debo decir? Estás... Estás tan guapa que estoy, extremadamente, nerviosa...?-
- eso es... Lindo- respondí, detallando sus labios
- me vas a besar en algún momento? O debo hacerlo yo siempre? Porque yo...-
- siempre te quejas tanto?- pregunté, haciéndole reír, mientras saltaba a sus labios, sintiendo sus manos en mi espalda y mi corazón, en su pecho.

COMETA HALLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora