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—De nuevo se metió en problemas, ¿verdad princesa? —preguntó ser Charleston a la menor mientras ambos caminaban a la par por el pasillo hacia la habitación de su padre.
—Gajes del oficio, Charles —respondió algo divertida, siempre bromeaba en momentos como estos. Aún así estaba bastante nerviosa.
Los guardias abrieron la puerta para ella y la enorme maqueta de la antigua Valyria que su padre estaba construyendo hizo aparición, faltaban algunos detalles para que estuviera lista. Notó un dragón con el ala agrietada sobre la torre del castillo. Cruzó las manos sobre su regazo, esperando ansiosa y con rostro calmo su esperada reprimenda.
—Majestad —al entrar en la habitación hizo una reverencia ante su padre. Muy pocas veces lo llamaba así, cuando se metía en problemas, mejor dicho.
—Me desobedeciste —comentó con molestia—. Nuevamente. Te fuiste de King's Landing sin avisar, otra vez. Actuaste sin permiso de la corona, otra vez. Sin mi permiso —se acercó a su hija hasta acortar la distancia—. Eres mi única heredera. ¡Mi hija! ¡Pudiste haber muerto! ¿No te das cuenta? —la tomó de los hombros para después darles un ligero apretón.
