Klaus Mikaelson a lo largo de un eterno milenio recibió centenares de títulos por parte de las personas que tuvieron la infortuna de conocer sus malignos alcances de primera mano; El híbrido original, el gran mal, el lobo feroz o cualquier otro sinó...
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viii. What dreams may come
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La sangre gotea en el piso formando un extenso charco donde procede a caer el primer cuerpo inerte, Natasha retira la navaja de la garganta que acaba de seccionar y la empuña con tal fuerza que sus nudillos se tornan de color blanco, los ojos le pican y Kilian choca sus palmas en victoriosos aplausos que alaban a su estudiante estrella-Maravilloso trabajo, Natasha, no me decepcionas, sabía que la sorpresa de tener que matar a un licántropo antes del vampiro te deleitaría.
Un hombre lobo, un vampiro, una bruja ¿Que más da? Su consciencia no distingue de especies porque la culpa que le pesará será la misma.
-¿Dónde esta el vampiro?-indaga la rusa adolescente vislumbrando a los hombres uniformados que entran a la sala y sacan arrastrando al cadáver del licántropo con la tráquea cortada, los signos de quemadura alrededor de la herida reafirman las maravillas del acónito. No pregunta con emoción, sino con afán de terminar con ese asunto de una buena vez.
-¡Esa es mi Nat!-exclama Kilian detectando las emociones opuestas, con una mano le revuelve el cabello amistosamente-Pero no te desesperes ¿Que es lo que digo acerca de la paciencia?
-Que es una virtud que pocos poseen y por ende, pocos son merecedores del éxito-recita una de las tantas enseñanzas que le impartió el inglés.
-Exactamente, tu víctima no tardará en llegar-Las cadenas metálicas arrastrándose curvan una tétrica sonrisa en el rostro del británico, su oído de vampiro y los sentidos afilados de Natasha han captado al nuevo invitado que es introducido al salón sujetado duramente de los brazos.
O mejor dicho...sujetada.
El vampiro que machacará para pasar su examen, su víctima, es una vampiresa de no más de veinte años, pálida por la verbena que le han suministrado para adiestrarla, de baja estatura aproximadamente de un metro con cincuenta y cuatro centímetros, cabello castaño claro mal cortado hasta los hombros, ojos verdes y fisonomía desfigurada por su expresión de derrota. Natasha traga en seco, no porque sea abordada por una torrente de horror, más bien, procesa lo que hará para aplacarla.
