capítulo once

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xi. Clueless

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Mystic Falls, Virginia, 1999

Klaus Mikaelson traspasa el umbral del Mystic Grill y sus botas de cuero chocan contra el piso de madera divulgando sus imponentes pasos secundados por los de una esbelta figura femenina que marcha grácilmente tras él. Desde la repentina resurrección de su madre, ha sido abordado por una sofocante necesidad de mantenerse lejos de su residencia e imponer distancia con la mujer que le dio la vida y a quien él mismo se la arrebató sin titubear al destapar verdades en un ataque de ira mil años atrás.

Tan si quiera intercambiar dos oraciones con Esther lo pone de mal humor, una voz retumbando en sus tímpanos le reitera que no sea crea el cuento de que su progenitora lo ha perdonado. Su natural paranoia flagelándole el pecho insiste que se mantenga alerta, preparado para atrapar el puñal antes de que sea ensartado.

Secuelas negativas que el trato de Mikael le dejó impregnadas como huellas, ahora es incapaz de vivir en paz sin voltear instintivamente por encima del hombro esperando una traición. Su mecanismo de defensa actúa por inercia y se encarga de soldar una acorazada armadura para no permitir entrever sus emociones, para ahorrarle otra fisura irreparable en su vida.

Y eso es algo que a Natasha Romanoff a la distancia, no se le pasa por alto.

La pelirroja oculta su rostro detrás del vaso rebalsando de la malteada de chocolate que no dudo en ordenar cuando la distinguió en el menú. Si bien, se encontraba ejecutando una misión, el ímpetu de una adolescente curiosa quiso probar un poco más del nuevo mundo que le confinaron.

Desde que sus pies tocaron suelo estadounidense, sus orbes esmeraldas pasearon por cada rincón del anticuado pueblito, niños corriendo en la plaza, adolescentes con sus bebidas en mano riendo a carcajadas dentro del reconocido local. Natasha respira con pesadez recopilando valor para permanecer centrada y no distraerse con niñerías de salir huyendo despavorida a acompañarlos en un día rutinario, a Yelena le habría fascinado jugar con uno de esos infantes que alzan una cometa en el cielo.

HUMAN| Natasha Romanoff x The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora